lunes, 2 de diciembre de 2013

Midori y Watanabe

Bajo estricta recomendación kinesiológica, he reducido la cantidad de kilómetros corridos por semana. La idea es reducir esa distancia para ayudar a recuperar la fascia de la planta del pié. Mucho hielo, y algunos ejercicios, más el tratamiento que dos veces por semana me hace la kinesióloga. Así que, mezclado con una espeial coyuntura personal, me dediqué a leer unas cuantas novelas que tenía pendiente. Sucede con las novelas que una vez que empiezas no puedes parar. Y sucede además que cuando estás terminando una que te haya gustado, la sensación que te abraza es acerca de "qué vas a hacer cuando termine". Por eso, el mejor remedio es otra novela. Pero uno no puede estar de novela en novela, el tiempo es finito. De todas formas, algunas novelas a la vez que te ayudan a "correr" también te ayudan a explorarte, a encontrarte. En general, suelo tener empatía con algún personaje y voy sufriendo las peripecias a medida que avanzo.

Hace poco leyendo "Tokyo Blues. Norwegian Wood" encontré una idea en boca de una de las mujeres del protagonista Watanabe. Midori, era una jovén linda, aunque quizás al parecer no tan bella como Naoko. Pero muy lúcida. Tan lúcida que en cierta forma te enamora, y no me cabe duda que quizás al final su lucidez lo convenció a Watanabe. Pero todavía no lo había convencido cuando tuvieron el siguiente diálogo que me acercó a ella (Murakami, 1987: Tokyo Blues, p. 87-88).
- En mi escuela la mayoría de la gente era rica. -Posó las manos sobre regazo con las palmas vueltas hacia arriba-. Ese era el problema.
- A partir de ahora te hartarás de ver mundos distintos.
-¿Cual crees que es la mayor ventaja de ser rico?
- No lo sé
- Poder decir que no tienes dinero. Por ejemplo, yo iba y le proponía hacer algo a alguna compañera de clase. Entonces ella me decía: "No puedo. No tengo dinero". Yo en cambio hubiera sido incapaz de decir lo mismo. Si yo decía "no tengo dinero", era porque no lo tenía. ¡Patético!Igual que una chica guapa puede decir: "Hoy me veo tan horrorosa que no me apetece salir". Eso mismo, en boca de una chica fea, da risa. Ese fue mi mundo durante seis años, hasta el año pasado
Digo. Midori puede observar la sutileza de ciertas interacciones, nació para ver "lo que pocos pueden ver" como el personaje de Charly García en Cinema Verité. Y es consciente de ello. No reniega de su condición en un colegio de "niñas bien" y asume el problema con perspectiva. Midori despliega una lucides que la hace confiable. Aunque por momentos saque de quicio a cualquiera. Quizás por eso, al final, Watanabe .... Watanabe se da cuenta.

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