viernes, 16 de enero de 2015

Amistades transitivas

En algún momento de 1994/5 nos juntamos con Marcelo B a comenzar un proyecto editorial. Se fue sumando gente con el correr del tiempo. Entre ellas Pablo B y Gustavo D. Yo era muy amigo de Gustavo D, y a Pablo B hacia un par de años que lo conocía. Pablo B integró al grupo a Flavia F. Ya por 1996/7 Favia F se fué a vivir a España. En una visita que hizo a Buenos Aires en 1997, conocí a quien en ese momento era su novio o pareja, David D. Recuerdo ese encuentro porque no parábamos de hablar y de tener un montón de cosas en común, pese a que yo había crecido en el el GBA Norte, Flavia en la costa y David D en un pueblo de España de la comunidad de Castilla León (Zamora).

En septiembre de ese año (1997) yo me iba a vivir a D.F y, casualmente, un gran amigo de Flavia y David se iba para allá también. Se trataba de Salvador S, quien había nacido en Santoña, comunidad de Cantabria, al norte de España. Llegué al D.F el 22 de Agosto de 1997 a la casa de Fabián R, en Chimalistac. Al día siguiente arribó Salvador, con quien inmediatamente "nos hicimos requete cuatachones", dijera la Vargas. (Ya he contado un par de anécdota, casualmente, acerca de aquellos días). Más o menos por el 98 yo me fuí a estudiar a Salamanca. Ahi me vi con David nuevamente y con Salvador, que fue en el avión conmigo por unos días. Recuerdo ese mega avión de Airfrance en el que volamos a Paris y luego a Madrid.

En el 99, David nos vino a visitar a México. Y creo que también por esas fechas Marcelo B. Entrado el siglo XXI, Salvador se regresó a España y se instaló en Madrid. Por es época, Gustavo D, a quien durante todo este tiempo yo casi ya no lo veía, se fue a vivir a España. Y como no podía ser de otro modo se hizo muy amigo de Salvador. Calculo que fue también en esa época que Gustavo mientras estudiaba en Madrid se hizo amigo de Diego P, porque hasta donde supe Diego P, Salvador y Gustavo jugaban al futbol juntos en unos picados que hacían, quien sabe donde, en Madrid. Me contaron, también, que algunos veces los fue a visitar Marcelo B, que por entonces se había mudado a Barcelona.

Cierro el circulo. Hace un año y medio o dos años, con motivo de mi llegada a una nueva universidad conocí a Diego P, a quien yo aún no conocía en todo este enredo. Y, como no podía ser de otra manera, nos hicimos amigos, además de casi vecinos. Esto me lleva a pensar, muy a la Paul Auster, que todo es pura casualidad o bien que las amistades, en cierto modo, tienen propiedades transitivas.  

domingo, 11 de enero de 2015

Apellidos en Playa del Carmen

Hace unos pocos meses una amiga del alma me escribía esto:

Sentada en el lobby de un típico hotel turístico (tal vez el más pobretón de la zona) de Playa del Carmen, en busca del poquísimo acceso a internet, le escribía a alguien que me había pedido que le recomendara una lectura. Le dí un par de títulos y mencioné a Murakami como autor que varios amigos disfrutan. No me acordaba del título de "What I talk about when I talk about running", que como sé que esta persona es muy deportista y 'outdoorsy' le podría interesar. Mientras lo googleaba, un tipo sentado acá al lado, hace una llamada "Con el señor Reynoso, por favor", pide. Yo, boquiabierta. Calculo que Playa del Carmen como lugar tan turístico no debe ser tan representativo, pero igual es lindo estar en tu patria adoptiva y, junto con otros amigos Mexicanos, ya estabas en mis pensamientos, claro. Pero escuchar tu apellido mientras busco el título Murakami ya es insólito! Va la anécdota a modo de saludo. Todo lo mejor en tu nuevo depa. Besos fuertes. Mariana

sábado, 10 de enero de 2015

Calor!

Están los que prefieren entrenar o correr en invierno. Yo soy de los que prefieren el calor. En  invierno me duele la nariz cuando respiro el aire frío y, además, si estoy medio ansioso y respiro mal por la boca la garganta se me cierra y raspa un poco. En verano no. Eso si, transpiro el triple o el cuadruple. Y como eso me gusta, pues.. que decir. Prefiero el verano para correr. El único inconveniente es que hay más gente corriendo y eso a veces dificulta el tránsito. Por eso, en estos días, comencé a hacer un cambio en las rutas para correr. Hago eso que se podría llamar "running callejero" (como el comic de fútbol que ve mi hijo en Netflix). Me largo por avenidas o por calles internas, con el GPS encendido para poder estimar mejor las distancias realizadas. Eso también implica un cambio importante: no voy con el auto hasta el lugar para correr, porque ya salgo desde la puerta de mi edificio corriendo.

Hace poco regresaba de unos 15 km corriendo por la calle del centro de Martínez: Gral. Alvear. Cuando crucé las vías viniendo desde el río, en dirección hacia el alto, entré de frente a esas tres cuadras del centro comercial de Martínez. Era una sensación rara. Como ya lo había hecho varias veces, tuve la sensación de que me había convertido en el "loco que corre por Alvear" (risas). Casualmente ese día se cruzaron muchos conocidos, ex compañeros de la primaria, o vecinos, o quien sabe.. y saludaba como si fuera un campeón de Maratónes (más risas).

Sudo muchísimo en verano. Pero la sensación es hermosa. Por cierto, un amigo hace unos días hizo por primera vez sus 10KM y, por alguna razón, me agradeció en público haber experimentado esa sensación de superación y felicidad por haberlo logrado. Me gusta cuando alguien descubre este placer por correr.