lunes, 23 de septiembre de 2013

Nada es para siempre

Un día TODO tu mundo se da vuelta. Como dice la canción: "nada es para siempre". Al menos no es para siempre como era. Quizás sea de otra forma. Pasó de todo en un mes. Me mudé, cambié de ruta de running. Ahora corro desde la estación San Isidro, del tren de la costa, en dirección hacia Buenos Aires. Paso por la estación Las Barrancas, que está justo en la bajada de Perú, en Acassuso, y luego llego hasta la estación Anchorena, pasando la calle Pacheco en Martínez. Sigo hasta cruzar la calle Paraná, que es el límite con el partido de Vicente Lopez. Unos 500 metros más adelante bordeando el Rio de la Plata termina el recorrido. Ahí, al final de ese recorrido, doy la vuelta y me regreso. Siempre con el Rio al lado. En total son unos 10 km aproximdamente. Aumenté la distancia promedio con este cambio. No he corrido tan frecuentemente desde que todo esto pasó, pero en kms diría que es constante. Antes daba la vuelta al hipódromo que en promedio son unos 5,15 km y de vez en cuando hacía dos vueltas, o bien daba la vuelta larga que son unos 9.75 km. Ahora estoy obligado a hacer siempre 10 km. Eso está bien. Son otras las personas que circundan por aquí, aunque el ambiente es muy parecido. Me iré acostumbrando con el tiempo. De todos modos, no puedo dejar de decirlo: extraño mucho mi antigua morada, a sus moradores y al ambiente familiar que me rodeaba y me contenía. Es muy fuerte todo este cambio, y no se si podré soportarlo sin hacer algo más que correr. Por lo pronto, aquí estaré. Corriendo, para luego existir. Les dejo una canción para hacer un trote lento pero largo.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Nos vemos en el cielo

Hace una semana corrí, corrí y salí tercero en la Maratón de la Universidad. Había ido sin prepararme durante la semana. Pero tenía un año encima de más de 1000 kilómetros corridos. Estaba contento. Pero tenía una sensación extraña. Siempre es raro escribir en retrospectiva, porque uno tiene la tendencia a darle sentido a las cosas, que quizás no lo tengan.

La semana vino con todo. Un masaso trás otro. Y terminó no se si mal o bien. Es dificil reconocer la diferencia cuando estás desmoronado. Además mi amigo que estaba librando una batalla la perdió. Coincidió con mi batallita, que es nada. Pero anoche, cuando no podía conciliar el sueño, cuando mi cabeza se hacía preguntas y ensayaba respuestas en piloto automático, con autonomía relativa, David me envió un mensaje por Whatsapp. Como decía Paul Auster en La Invención de la Soledad que "una noticia que no puede esperar siempre es una mala noticia". Y si... mi amigo había fallecido. No llegó a cumplir los 40, y una puta enfermedad de mierda se lo llevó. Pasaron dos meses, más o menos, desde que se lo diagnosticaron. Se fue .... compartimos casa en México, alegrías en Salamanca. Comi en la casa de los padres en Santoña, al oeste de Santander. recuerdo las palabras del padre que estaba agradecido que un argentino se sentara en su mesa, porque cuando pasaron hambre y nadie los ayudaba Argentina les "dio de comer". Recorrimos playas por el Pacifico, por el Golfo de México, jugamos al futbol, nos emborrachamos mucho cuando yo cruzaba los 30. Me aconsejaba mucho, a pesar que era unos años más joven que yo.

Se fue. Hoy corro. Corro.... y no se bien para donde ir. Acabo de dar un paso hacia adelante (o hacia al costado) y no se si hay abismo o tierra firme. Pero mis opciones tienen luz y vida. Y él, el Latinoamericano de Cantabria, dio toda la energía para llenarnos de esperanza y de luz. Loco... no estoy en mi mejor momento, y no tengo la fuerza habitual, pero en honor a esa amistad y a esa bonomía que te caracterizaba te juro que voy a hacer todo por seguir adelante. Te mando un abrazo eterno... y si existe, nos vemos en el cielo.