miércoles, 20 de noviembre de 2013

Culpa y Deseo

Correr durante estos días ha sido un remedio. Los dolores intensos que tengo por la mañana me impiden pisar de una al despertarme. A medida que el pié se acostumbra a pisar de nuevo todos los días, el dolor se pasa. Cuando corro, casi diría que el dolor desaparece. Pero, luego, el cuerpo se enfría y el dolor regresa con mayor intensidad. Es ahí abajo, en el talón y el arco. Me duele más el pié izquierdo que el derecho. El médico me diagnosticó "fascitis plantar" (algo así como un espolón). A ver al kinesiólogo que puede curarlo. Mientras tanto sigo corriendo mis 10 a 13 km casi diarios. Tengo interiormente otro dolor: culpa y deseo encontrados. El dilema de occidente todo adentro mío, y yo corriendo para tratar de transpirarlo. Si, creo que es así. Corro porque cuando transpiro siento que libero todo aquello que me intoxica. Lo mismo que cuando leo. Y justo me topé con un párrafo de Paul Auster.
"El sentimiento de culpa pueda hacer que alguien obre en contra de sus intereses, pero el deseo también puede conducir a lo mismo, y cuando la culpa y el deseo se mezclan en partes iguales en el corazón de un hombre, puede que ese hombre empiece a comportarse de manera extraña" (Paul Auster, El libro de las Ilusiones, p. 146)

Si me ven por la calle comportarme de manera extraña, si cuando hablamos es notable que oscilo entre una cosa y otra, ya saben. En un test el resultado arrojó que uso el 69% del hemisferio derecho y sólo el 31% de izquierdo. El Caos, la intuición, la creatividad... en fin. Eso, y una buena mezcla de culpa y deseo, hace impredecible a una persona

No hay comentarios:

Publicar un comentario