viernes, 19 de abril de 2013

Ciudad del Saber

Cuando vengo a Panamá, me alojo en un Hotel, perteneciente a una cadena internacional, que está en las afueras de la ciudad. El lugar se llama Ciudad del Saber, aunque todavía se leen los carteles de City of Knowledge, que recuerdan que esta zona fue durante mucho tiempo territorio ocupado por los USA. Si las entrevistas comienzan a las 10:00, me da tiempo a salir a correr, bañarme y bajar a desayunar. Si no, corro a la tarde. El clima es ideal para correr. Húmedo y caluroso. Se siente el efecto a los 3 kilómetros. Ni te cuento a las 5 km. A los 10 km estás ensopado. Suelo subir por el camino que me lleva desde el Hotel a las oficinas del PNUD, doy vuelta por el colegio Isaac Rabin, y sigo bordeando un parque en donde hay canchas de tenis, juegos para niños y una mega pista para correr. No tiene ese recorte cuadrado hispano que suelen tener nuestras plazas. Es más bien un parque. Si, un parque. Las casas no tienen medianeras o esos típicos límites de propiedad. Algunas de ellas dan al parque.

Subo por un camino que te saca directo a Clayton. Son unos 8 kilómetros hasta el cruce de la carretera. Vas a un costado, por una calzada de cemento alisado, al costado del camino. Está repleto de árboles. Es un paisaje boscoso y húmedo, en donde las casas de material y madera, al mejor estilo "gringo", se mezclan con la vegetación. Es uno de mis lugares favoritos para correr. Luego regreso por ese mismo camino, pero en lugar de tomar para el lado del Hotel, doble en sentido al occidente, bordeando Ciudad del Saber, entre sus calles en donde, también, se mezclan las casas y los parques, y esos edificios de tres pisos de alto pero super anchos de las oficinas de organismos internacionales, fundaciones y universidades. También hay colegios, con unos campus que son una envidia. Paso por el nuevo centrito comercial, donde está Pan y Canela, un lugar al que me he hecho asiduo asistente al mediodía, paso por el café en el sitio de al lado, y sigo rumbo a la calzada que da justo al borde de la carretera que va de lado al Canal de Panamá. Ahí hago unos 2 km siempre en paralelo al Canal, mientras veo el desfile de los gigantescos barcos repletos de "containers". Me hago siempre la misma pregunta: ¿cómo es que no se caen esas "pilas" de containers cuando están en alta mar? A mitad de mi recorrido, está la exclusa. Ahi los barcos se frenan, para esperar que el agua se ponga al mismo nivel. Uno observa que el barco desciende, y sale rumbo al pacífico.

Sigo corriendo. Llego al hotel "ensopado". Saludo a los y las recepcionistas, que a esta altura ya nos resultamos mutuamente familiares. Subo, me baño. Sigo trabajando. Amo este lugar.

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