sábado, 16 de agosto de 2014

Procesos

De marzo a la fecha, cuando me propuse el meticuloso plan de entrenamiento para la maratón de Buenos Aires, llevo recorrido más de 700 km. Son más de mil, si cuento desde agosto del año pasado. Es más, son más de 1300 km. Estoy casi listo. Puedo hacer 23 km sin mayor inconveniente. Y ahora, además, "puedo lograr" que mi cabeza no esté obsesivamente concentrada en un sólo tema. Y hasta puedo administrar las dosis de imágenes y asuntos que dejo proyectar mientras corro. Proyectar, digo. Si. A veces uno corre y las imágenes se proyectan independientemente del deseo de uno.

En realidad, no estoy muy seguro que la expresión correcta sea "puedo lograr". No me queda claro si es algo que yo "puedo". Así como pasa que los sentimientos creemos que se alojan en el corazón y se apoderan de la cabeza hasta saturarla; poder desincrustar pensamientos y sentimientos, dejarlos ir, soltarlos no depende exclusivamente de la voluntad. Uno no puede decidir que ingrese o salga, sólo sucede con un poco de gimnasia, tal vez. Más bien, tengo la impresión que es un proceso evolutivo (lo cual implica mucha adaptación) del cual no tenemos mayor control consciente. Eso creo y se lo pregunté a mi psicóloga, y me da la impresión que está de acuerdo. Ahora bien, la segunda parte quizás sea un poco más apropiada: "lograr". Si, lo considero un logro, una meta alcanzada. Me la prepuse, pero como si fuera una anécdota o un caso de los de "Juicio Salomónicos" de Elster, cuanto más obsesivamente salía a correr con el firme propósito de no pensar en algo, más ese algo se consolidaba y petrificaba como imagen y proyección, y sin variar salía a correr conmigo compitiendo en una lucha cuerpo a cuerpo en contra de los beneficios que producía mirar ese río marrón y ese cielo celeste o esa luna gigante en ese cielo negro lleno de estrellas. Causa de muchas contracturas, pues! De algunos malestares (quizás!).

Pero uno puede trabajar en ese control o en adaptar el control. En ese sentido, si. Es un logro aunque no sea un control pleno, es decir: no es poder. Uno no puede siempre decidir qué pensar, qué sentir, cómo sentirlo. Uno puede esforzarse en alcanzar esa meta: correr 10 K, correr 15 K, correr 20 K, pero no puede elegir si le van a doler a las piernas o no. Si va a tener sed o no. Y uno puede correr 20 k o 40 k, y sentir mucha sed y calmar la sed con agua o también puede aguantar y capaz incluso llegar. Quiero decir, hay cosas que podemos proponernos y alcanzarlas con más o menos entrenamiento y hay otras cosas que en principio no son tan fáciles de lograr. Claro está, uno puede ir ayudando a que el cuerpo se adapte. Esos procesos tienen sus etapas. Ahi vamos... terminando una.

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