domingo, 22 de diciembre de 2013

Feliz Cumple, Salva

Hacia unos meses que no tenía noticias de él. Solía pasar a menudo que interrumpíamos la comunicación por meses. Pero alguna que otra noticia de amigos en común, alguna que otra noticia de la crisis económica en España nos volvía a conectar. A veces, un simple "¿como va todo? Abrazo" y con eso bastaba. A veces, nos volvíamos a encontrar en algún thread que se arman en los posteos del muro de algún amigo en Facebook, o en el thread de los muros propios. Eso no sucedía al principio, allá por el 2000, cuando no existía facebook. En esa época nos limitábamos a enviar correos electrónicos, que no eran tan frecuentes, pero si lo eran más, comparado con las cartas escritas en papel que en 1997 yo intercambiaba con mi madre que vivía en Buenos Aires, por ejemplo, y él con la suya que vivía en Santoña.

Obviamente, desde que Facebook apareció la conexión era instantánea y más frecuente. Pero desde Junio, más o menos, no había prestado atención que no habíamos intercambiado ningún mensaje. La ultima vez fue a propósito de un asunto del blog que él coordinaba en la Universidad de Salamanca. Pero ya no lo tengo muy claro al recuerdo. A veces se me va apagando y va perdiendo fuerza la luz del recuerdo, a veces se enciende y está nítidamente presente.

Ayer, con el solsticio, Salvador cumpliría 39 años. No llegó a cumplirlos. Se apagó rápido. Fue en Agosto que me enteré de su enfermedad. Recuerdo entrar al comedor del Hotel Paraná y verla sentada a Flavia con un joven. Terminé de desayunar y me acerqué a saludarlos. Flavia me presentó a Tomás. Nos saludamos. Charlamos del congreso, del Instituto, de ésto y de aquello. "¿en qué andas trabajando?" me preguntó, "sobre los congresos bicamerales provinciales" respondí brevemente, sin dar mayor información al respecto.

-- Oye, ¿sabes que Salva está enfermo? -Me disparó Flavia
-- No, no sabía nada. ¡Que raro....! --hice un poco de memoria y me di cuenta que efectivamente hacia un par de meses que no tenía intercambio con el-- si hace un .... un.... hace poco que le escribí --afirmé dubitativamente.
-- Si, le detectaron... -- hizo un silencio y no continuó la frase, dejando entrever que no hacía falta aclararlo.
-- No entiendo, ¿qué cosa? --pregunté exigiendo precisión
-- No saben si es cancer

Me quedé duro. Hacía frío. Saludé y salí a la calle principal rumbo a la facultad de economía de la universidad, que estaba a tres cuadras el hotel. Durante el camino se encendió en mi cabeza un film que detalladamente reproducía momentos filmados desde el 23 de Agosto de 1997, en Chimalistac, hasta aquella cena de diciembre de 2006 en mi casa de Buenos Aires, cuando nos vimos por ultima vez. ¿Como estará? ¿Lo llamo? ¿Le escribo? No supe que hacer.

A la noche nos vimos con los dos Fernandos. Ambos habían sido compañeros míos y de Salvador en México. Fuimos a cenar cerca de las barrancas de Paraná y les conté. Todos nos quedamos en silencio. No podíamos creer la noticia. No sabíamos tampoco la gravedad del caso.

Le escribí por twitter como si no supiera nada. Como casual, aunque consciente, ahora sí, que hacía dos meses que no habíamos tenido comunicación. Me pregunté "¿qué mierda hice en estos dos meses?" no tuve muchas respuestas. Le escribí por inbox en facebook y también le envié un correo. Como si toda la descarga en las redes sociales pudiera revertir el tiempo, ganar algunos segundos y quizás terminar descubriendo que todo fue un mal entendido. No tuve respuesta. Busqué un atajo. Le escribí a David, un amigo que vive en Madrid. David me confirmó todo y me puso al tanto de la situación. Lo iban a operar. La metástasis avanzaba. Quimioterapia. Otra operación.

Finalmente Salvador falleció a principios de septiembre. Recuerdo que yo hacía unos días que me había separado de Victoria. Yo estaba en carne viva. Tenía un ojo con esclerosis, al parecer originado por problemas reumáticos, un montón de deudas por delante y un agujero emocional que no sabía como iba a enmendar. Estaba en el living de la casa de mis padres viendo una película y me había quedado dormido. Todavía guardo el mensaje de Whatsapp del 1 de septiembre, eran las 00:42 horas de Buenos Aires, así que serían las 4:42 en Madrid. El mensaje de David avisaba que Salva había fallecido. Inmediatamente les comuniqué a Fernando, a Carlos, a Cecilia, a Santiago.

Todavía hoy sigo con esa sensación incómoda e inevitable de no haberme comunicado con él. De no haberle podido decir yo mismo "fuerza" y que él mismo lo escuchara de mi propia voz. Otras veces creo que eso sólo me calmaría a mi y que no habría tenido ningún efecto en él, de modo que cuando pienso en eso me tranquilizo un poco.

Ayer hubiera sido su cumpleaños. Pensé en él todo el día. Miré a mis hijos, que pasaban el fin de semana conmigo. Vimos pelis, salimos a visitar a la abuela, al abuelo. Luego nos fuimos a la casa de unos amigos, que se mudaron a la afueras de Buenos Aires, y nos invitaron a la pileta. Ya era de noche. Después de un día de mucho calor, el viento era fresco y la temperatura había descendido. Tomé unas cervezas. Regresamos con los chicos al departamento. La más grande se puso a ordenar unas cosas, la del medio se fue a dormir inmediatamente. El más chico había llegado dormido. Los acomodé. Los miré ya a todos en sus camas. Una inmensa alegría me llenó el cuerpo. Feliz Cumple Salva.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Sabotajes pequeños

Hace calor. Mucho calor. Los días pasan. Pasan las semanas. Pasan los meses. Todavía no pasan los años. Pasan las dolencias. Pasan los pesares. Hay mañanas hermosas, frescas y francas. Hay soles que queman y abrazan. Y, también, hay soles que iluminan nitidamente retocando el brillo y el contraste del color verde de la vegetación, del color ladrillo de los techos de tejas, del gris topo de los techos de chapas, del marrón seco de los troncos de arboles, del marrón claro del río, del celeste intenso del cielo y del blanco puro de las nubes. Y volvés a sonrreir. Y empezás a encontrar que las respuestas no están afuera, que las respuestas están adentro. Y que hay días que estás en paz, y que hay días que no tanto. Y que hay días que podes vivir con eso, y que hay días que no soportás vivir con eso. Estás en equilibrio inestable, una pequeña perturbación te modifica y distorsiona TODO, así nomás, como si nada. Y sabes que depende de vos. Solo depende de vos. Y ahí, te das cuenta, que una sistemática programación de sabotajes pequeños, como si fueran cuidadosamente descuidados y casuales, no podrán con tu plan de tratar de ser feliz!!! Que podes empezar a vivir los años más felices de tu vida, si te lo propones.  

martes, 17 de diciembre de 2013

El Lujo es Vulgaridad

Sebastián estaba sentado como siempre en la terraza del Bar, mirando al río. Soplaba un viento fresco desde el este, que atenuaba el calor que había dejado una tarde de verano húmeda y que empezaba a mermar con el sol ya debilitado del atardecer.  Estaba leyendo una novela gorda, pero se distraía frecuentemente con las conversaciones que escuchaba de las mesas que lo rodeaban. Mientras se detenía a tratar de escuchar la conversación, revolvía con el sorbete el hielo que flotaba en su vaso largo lleno de "coca cola life".

Por fin escuchó nítidamente lo que decía una persona sentada a dos mesas de donde él estaba sentado. Era un hombre de mediana edad, de unos 38 años vestido con jeans, mocasines náuticos y una camisa blanca, que afirmaba con pasión: "nunca entendí algunas canciones de los redonditos de ricota" y, mientras vertía el líquido amarillo de una Stella Artois en un vaso ancho, continuaba la afirmación con los gestos de la mano y una expresión de duda en la cara, agregó: "pero esa frase....  esa frase: siempre me rompió la cabeza". Su interlocutor, aprobaba su comentario rebotando su cabeza como un resorte lento.

Sebastián al escucharlo, se rió y pensó que a él, esa misma frase, le parecía genial y, a la vez, nunca la había terminado de entender perfectamente. Habría alguna señal ahí, algo que una mujer le dijo al autor de la canción (al Indio Solari, en este caso) y que lo había conmovido y convencido. Como esa señal externa que esperamos para evitar dirimir las múltiples dudas que habitan en nuestro interior cuando tenemos que tomar una decisión. Y en eso, mientras pensaba en esa frase, el vaso de cerveza, el calor de la jornada, los pendientes laborales, sonó su celular indicando la llegada de un mensaje. Desbloqueó con su dedo índice derecho la pantalla y encontró en el borde superior izquierdo de la pantalla el ícono verde que indicaba que un mensaje por whatsapp había ingresado. Tocó la figura de la aplicación, y abrió el mensaje. El mensaje decía: "No fue mi mejor día. Pero si se que quiero y que no. Y cuando me equivoco, me doy cuenta y cambio. Un beso, que duermas bien." Sonrió y revisó el mensaje. Lo volvió a leer. Volvió a sonrreir. Pensó que quizás, algo así, habría sentido el Indio Solari cuando escuchó decir de esa boca que "el lujo es vulgaridad".

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lala y Lula

Lala era hija de padres brasileros y Lula de padres argentinos, pero ambas habían nacido en el año 2005 en el Distrito Federal, en México. Lala en el norte de la ciudad, Lula en el sur de esa misma ciudad. Sin embrago, fue mucho tiempo después que se conocieron. Sus respectivos padres se mudaron a Buenos Aires, cada uno con sus historias, motivos y razones cerca del 2006/2007. Cuando ellas tenían, más o menos, 3 años se conocieron por intermedio de sus hermanas mayores, que iban al mismo colegio y compartían el mismo grado. Como vivían cerca habían construido una amistad diferente. Algunas veces dormían las cuatro en casa de Lula, y otras veces las cuatro en casa de Lala. Cuando Lula y Lala comenzaron la primaria también fueron compañeras. No eran compañeras de colegio, exclusivamente. Tenían un código compartido que las mantenía cercanas. Por más que no eran de jugar juntas en los recreos ni de tener fascinación una por otra, se querían como esas personas que tienen una relación larga y duradera.

Cuando terminaron segundo grado, en el acto del colegio, Lula recibió algunas medallas por diferentes habilidades. Y fue ahí cuando pude observar la nobleza de Lala y el vinculo que habían desarrollado con Lula. Cada vez que Lula era nombrada, Lala la miraba y aplaudía con entusiasmo y convicción. Lula regresaba y Lala la abrazaba. Fue un segundo, cuando Lala le hablaba a Lula, y la abrazaba contenta y emocionada. Al terminar el acto, ya cuando es difícil mantener la atención, las dos se fundieron en un abrazo amistoso, noble, sincero. Y fue ahí, que me di cuenta que sin alardes, sin gritos al viento, sin proclamarlo, sin exagerarlo, eran muy buenas amigas.  No necesitaban decírselo una a otra y hasta, quizás, ni se reconocerían como tales. Pero bastaba ver la cara de contenta de Lala, por la alegría de Lula, que entendí que eso era la amistad verdadera.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La Cerrada de Chimalistac

Nuestra ultima conversación fue mas o menos en Julio, luego desapareció de las redes sociales. Yo no lo había percibido de inmediato. Todo fue muy rápido. A veces intercambiábamos correos, o mensajes por twitter. Otras, cuando teniamos más tiempo, chateabamos por inbox en Facebook. Seguíamos teniendo la misma relajada forma de comunicarnos, entre bromas sobre Independiente, la selección argentina, el Real Madrid y la selección española, y chacoteabamos con algún recuerdo. Por lo general, siempre compartíamos con Santiago esos intercambios.

Lo conocí en 1997, más precisamente la noche del 23 de Agosto. Yo había llegado el día anterior al departamento que Fabián dejaba en la colonia Oxtopulco, en la cortada de Chimalistac, en el Distrito Federal. Nos hicimos amigos al instante. Fue fácil porque Flavia había venido de visita a Buenos Aires el mes anterior. A Flavia la acompañaba en ese viaje David, que a su vez era oriundo de Zamora. David, Flavia y Savador se habían conocido en la Universidad de Salamanca, cursando la maestría en estudios latinoamericanos. Como sabían que al poco tiempo yo me iría a México, David me dijo que: "Ostias, tío. Mi mejor amigo de la Universidad se va para el DF también el próximo mes". Su mejor amigo era Salvador. Así fue que cuando Salvador llegó el 23 al departamento de Fabián, yo lo recibí con un: "te manda saludos David y Flavia". Se rió y en fuerte acento castellano me dijo: "Ostias, tu debes ser Diego".

Los primeros días nos la pasábamos caminando por esa "ciudad tan grande". A los dos nos costaba entender el español que se hablaba en las calles del DF y, a la vez, entender el castellano plagado de argot de Salvador y el acento porteño mío lleno de frases incomprensibles para cualquiera que no hubiera estado en el Río de la Plata. Por suerte a los pocos días se nos sumó Santiago, alias Kako. Santiago era uruguayo, pero había pasado gran parte de su infancia en Carmelo, un pueblo a metros del delta del paraná del lado de la costa uruguaya. Santiago hablaba como bonaerense, podía decir que era de Campana que nadie sospecharía en absoluto su origen. Además estaba impregnado de las noticias porteñas, gran parte de su familia vivía en la costa occidental del Rio de la Plata.

Los tres formamos una hermandad que duró mucho tiempo. A pesar de nuestros lazos, al poco tiempo Chechu me ofreció mudarme a su departamento del Altillo, y como no había lugar para tres en el deppartamento que Fabían dejaba, ellos quedaron los dos en la privada de Chimalistac. Me dió un poco de celos, debo confesar. La amistad de ellos evolucionaba bajo otras coordenadas, no obstante mantuvimos la amistad sumando también a Chechu al circulo.

Si bien la mayoría rondábamos la treintena, Salvador era unos años menor. No obstante, no notábamos la diferencia a no ser, claro, por la contundencia de las sentencias de Salvador. Cuando hablaba o escribía no dejaba un margen para la duda. Sentenciaba. Era categórico, como buen español. Nunca decía "en mi opinión...." Y si lo decía, era para demostrarte que su opinión era la única opinión posible. Por eso lo cargábamos mucho con Kako: "Viste como son los gallegos!!" le decíamos, a él que era de Santoña, un pueblo a norte de España en la Comunidad Autónoma de Cantabria. Nuestra vinculo era un poco adolescente, diría hoy. La mayoría de nuestros compañeros de estudios habían superado la treintena y otros ya pintaban cuarenta y pico. No habíamos ido con nuestras familias --tampoco las teníamos por entonces-- así que los fines de semanas, para despejar la carga y la ansiedad, salíamos a explorar el territorio. Ay! Mujeres! Era un tema de conversación frecuente. "¿Que haremos aquí?" Fue en esa época que Fabián y Antonio nos ilustraron en una teoría que luego confirmé con exhaustiva evidencia empírica: "A los tres meses, tu perspectiva cambia y le encuentras la belleza a las formas ocultas". Esa charla introductoria en el "Rincón de la Lechuza" con unos cuantos tacos de por medio y nuestras primeras incursiones con la salsa de chile rojo y verde, nos marcó a fuego. Fue también durante esa época, que un día en que la tristeza y la angustia se apoderó por completo de mi, Salvador me dijo: "Oye, vamos a caminar un rato tío. Lo que tienes es morrinha". Caminamos por la avenida Universidad rumbo a Miguel Angel de Quevedo doblamos a la izquierda por el estacionamiento del supermercado que, por entonces, era Aurrerá (y hoy es un Wal-Mart). Seguimos por Quevedo, pasamos por las librerías Gandhi y Fondo de Cultura. Seguimos en dirección hacia Insurgentes. Tomamos una diagonal que sale justo en el Parque de la Bombilla, donde está el monumento a Alvaro Obregon --y dicen que su mano también. Allí contemplamos, por primera vez, la bandera mexicana en todo su explendor, gigantesca, en un mástil pegado al monumento del lppider revolucionario. Tomamos Insurgentes, pasamos por la puerta de Calígula, luego por la puerta de la Cantina de San Angel.  Seguimos en dirección hacia el eje 10, pasamos por el Callejón (al que con posterioridad seriamos clientes exclusivos) y llegamos a Copilco. Vimos el Estadio Olímpico a lo lejos. Ahí nomás estaba la entrada de la UNAM. Seguimos por el eje 10, y regresamos a Avenida Universidad. Al dar la vuelta, en silencio, supe que había hecho un amigo para toda la vida.

martes, 3 de diciembre de 2013

Los senderos que se bifurcan

En esa época el tiempo le parecía menos veloz. Tres años le parecían casi una década. Pensar a tres años era pensar en el largo plazo. Además, en tres años sería el año 2000 y desde chico siempre se imaginó que sería grande cuando llegara ese momento. No recordaba con precisión la semana o el día, pero habrá sido entre Julio y Agosto, quizás a fines de Junio de 1997. Pablo regresaba a vivir a Buenos Aires, luego de haber vivido en Colombia por muchos años. En 1989 sus padres se fueron del país luego de la crisis económica y la hiperinflación, de modo que terminó estudiando ingeniería en Bogotá. Pablo solía contarle a Sebastián que entre sus recuerdos más nítidos y sufridos estaba haber soportado estoicamente el 5 a 0 de 1994 allí, en pleno Bogotá DC. Se hicieron amigos en breve tiempo aunque Sebastián dejaría Buenos Aires a finales de Agosto para irse a vivir a Madrid. Si bien la hoja de ruta estaba planificada desde enero, apróximadamente, recién en Junio decidió que finalmente dejaría su trabajo y se iría a España. No era facil tomar la decisión, nunca lo era para él. El entusiasmo de Pablo recién llegado a Buenos Aires le hacía dudar. Disfrutaba cada salida, cada cerveza, cada noche, cada pizza, cada asado, como nadie que yo hubiera tenido conciencia en Buenos Aires. Ni yo me había dado cuenta de cuanto se podía disfrutar esta ciudad. De todas formas, Sebastián se iría. La decisión estaba tomada ya, luego de haber terminado con su novia de entonces en forma confusa. Asi que parte del rito fue despedirse de todos. Recuerdo que casi todos los fines de semanas realizaba alguna fiesta de despedida, o salida de despedida o viaje de despedida. Cada paso que daba lo daba con la épica de la despedida. Fue en ese contexto que una noche salió con Andrea.

No se conocían mucho, hasta donde me contó muchos años después. No habían hablado mucho tampoco, hasta entonces. Sus padres se conocían de uno de esos tantos grupos católicos que aglutinan a las parejas casadas practicantes, como los míos. Se conocían de otro de esos tantos grupos a los que van los hijos de esos matrimonios, y en ese contexto es que también los conocí yo. Pero no eran amigos. Conocidos es el concepto que mejor los definía. Pero había algo que a Sebastián lo conectaba con Andrea y, creo, que a Andrea con él. Quizás era la situación compartida. Andrea se iba a estudiar literatura a Alemania y Sebastián se iba a estudiar administración a Madrid, ese era el plan. Creo que el hecho de que ambos se estában yendo, los acercó por fin. Se reuníeron finalmente en una especie de pub que estaba en la esquina de Avenida Fleming y Dardo Rocha, en Martínez, a donde yo solía ir muchas tardes con Pablo y Pia. Sebastián hablaba mucho y registraba con precisión que ella y él no se prestaban mucha atención, aunque algo los vinculaba. Estuvieron charlando con el corazón y con mucha alegría, pero también con cierta nostalgia de no haberse conocido con tiempo antes que supieran que ambos se irían. Ni siquiera lo llamaría un desencuentro. Venían de caminos y vidas similares pero distintos, y se encontraban justo ahí en una intersección. En esa esquina. De ahí la llevó a la casa, se despidieron. Recuerdo que Sebastián me comentó esa despedida y sobre un par de llamadas telefónicas posteriores. Sus caminos se habían cruzado aquella noche y volvían a bifurcarse nuevamente. Ella salía rumbo al resto de su vida, y él salía rumbo al resto de la suya.

Con el tiempo, ya cada uno en sus cosas, volvieron a intercambiar varios correos. Pero fue después de 2008, con la explosión de Facebook y el reencuentro masivo de amigos, ex compañeros de colegio, de la vida, parientes perdidos por quien sabe que rincón del país o del planeta, y nuevos "amigos" virtuales, que volvieron a establecer contacto entre ambos. Andrea ya habían terminado sus estudios en literatura y ya había escrito su tesis de maestría sobre Borges. Enseñaba literatura hispanoamericana en una universidad de Berlín. Con el tiempo desarrollaron una amistad diferente. Una amistad virtual. Ese tipo de relación que, a veces y con mucha suerte, se generan en las redes sociales. Y cuando un día, por fin, en algún intercambio comentaron sobre aquella noche de 1997, ella le comentó que se acordaba, al igual que él, como si fuera un extracto de "el jardín de los senderos que se bifurcan".

lunes, 2 de diciembre de 2013

Midori y Watanabe

Bajo estricta recomendación kinesiológica, he reducido la cantidad de kilómetros corridos por semana. La idea es reducir esa distancia para ayudar a recuperar la fascia de la planta del pié. Mucho hielo, y algunos ejercicios, más el tratamiento que dos veces por semana me hace la kinesióloga. Así que, mezclado con una espeial coyuntura personal, me dediqué a leer unas cuantas novelas que tenía pendiente. Sucede con las novelas que una vez que empiezas no puedes parar. Y sucede además que cuando estás terminando una que te haya gustado, la sensación que te abraza es acerca de "qué vas a hacer cuando termine". Por eso, el mejor remedio es otra novela. Pero uno no puede estar de novela en novela, el tiempo es finito. De todas formas, algunas novelas a la vez que te ayudan a "correr" también te ayudan a explorarte, a encontrarte. En general, suelo tener empatía con algún personaje y voy sufriendo las peripecias a medida que avanzo.

Hace poco leyendo "Tokyo Blues. Norwegian Wood" encontré una idea en boca de una de las mujeres del protagonista Watanabe. Midori, era una jovén linda, aunque quizás al parecer no tan bella como Naoko. Pero muy lúcida. Tan lúcida que en cierta forma te enamora, y no me cabe duda que quizás al final su lucidez lo convenció a Watanabe. Pero todavía no lo había convencido cuando tuvieron el siguiente diálogo que me acercó a ella (Murakami, 1987: Tokyo Blues, p. 87-88).
- En mi escuela la mayoría de la gente era rica. -Posó las manos sobre regazo con las palmas vueltas hacia arriba-. Ese era el problema.
- A partir de ahora te hartarás de ver mundos distintos.
-¿Cual crees que es la mayor ventaja de ser rico?
- No lo sé
- Poder decir que no tienes dinero. Por ejemplo, yo iba y le proponía hacer algo a alguna compañera de clase. Entonces ella me decía: "No puedo. No tengo dinero". Yo en cambio hubiera sido incapaz de decir lo mismo. Si yo decía "no tengo dinero", era porque no lo tenía. ¡Patético!Igual que una chica guapa puede decir: "Hoy me veo tan horrorosa que no me apetece salir". Eso mismo, en boca de una chica fea, da risa. Ese fue mi mundo durante seis años, hasta el año pasado
Digo. Midori puede observar la sutileza de ciertas interacciones, nació para ver "lo que pocos pueden ver" como el personaje de Charly García en Cinema Verité. Y es consciente de ello. No reniega de su condición en un colegio de "niñas bien" y asume el problema con perspectiva. Midori despliega una lucides que la hace confiable. Aunque por momentos saque de quicio a cualquiera. Quizás por eso, al final, Watanabe .... Watanabe se da cuenta.

sábado, 30 de noviembre de 2013

El chico sin color

Hace mucho calor. Estoy por salir a correr pese a la fascitis plantar. En realidad, el problema lo tendré mañana a la mañana, cuando intente pisar como todos los días y tiemble con ese dolor en la planta del pié y el talón. Un poco de hielo. Estirar y elongar, y el dolor va cediendo lentamente. Igual me voy a correr. Acabo de terminar un capítulo de la nueva novela de Murakami.  El chico sin color, Tsukuru Tazaki, quiere saber, 16 años después, porqué sus inseparables amigos lo cortaron un buen día. Durante esos 16 años la fue pasando como pudo, cargando en esa maleta que todos llevamos dentro ese incidente ya lejano. Al principio se quiso matar, luego fue tratando de olvidar. Pero el asunto emergía. Fue Sara la que un día le dijo que lo quería y que quería tener algo con él, pero que no avanzaba hasta que el no resolviera esa profunda llaga que tenía adentro. Es el chico sin color, porque de los cinco inseparables amigos, era el único cuyo apellido no significaba un color en japonés.

La novela es de lo mejor. Por momentos tengo la impresión que personajes de Norwegian Wood (1987), aparecen de alguna forma en esta novela. Cuando finalmente va en busca de una respuesta. Cuando decide instado por Sara en ir y encarar el asunto, se encuentra con  las diferentes perspectivas o puntos de vista de el hecho "histórico". En medio de todo esto, Murakami hace hablar a los personajes y nos tira algunas reflexiones, algunas definiciones que quedan marcadas a fuego en el texto: "A lo largo de nuestra vida vamos descubriendo poco a poco nuestro verdadero yo; y, a medida que lo descubrimos, perdemos parte de nosotros mismos" (p. 180).

Pensé que todos cargamos, de uno u otro modo, con esas intrigas propias. Con esos hechos que nos marcaron a fuego y que por más que lo intentamos controlar emergen en las diferentes interacciones que vamos teniendo a lo largo de la vida. La terapia, en el mejor de los casos, ayuda un poco a hacer esa peregrinación. Y por ahí encontramos algunas claves de lectura: "A decir verdad, hasta entonces Tsukuru nunca había comprendido ese sentimiento al que denominaba celos. Por supuesto, se había forjado una idea de en qué consistían. Sabía, por ejemplo, que son lo que uno experimenta al ver que otra persona posee u obtiene con suma facilidad el talento, las cualidades o la posición que uno no tiene o no ha conseguido. O lo que uno siente cuando contempla cómo la mujer a la que uno ama abraza a otra persona. Envidia, rabia, resquemor, frustración inconsolable e ira". Y alguna que otra metáfora: "Los celos -por lo que Tsukuru coligió del sueño-  son la prisión más desesperanzadora del mundo. porque es una prisión en la que el preso se confina a sí mismo. Nadie lo mete a la fuerza. Uno entra por voluntad propia, cierra con llave desde centro y lanza la llave por entre los barrites. Y nadie en el mundo sabe que está ahí recluido. Naturalmente, si se decidiera a salir, podría hacerlo. Porque la prisión está en su interior. Pero no se decide. Su corazón se ha vuelto duro como un muro de piedra. Esa es la esencia de los celos"

Me voy a correr. Hace calor. Me voy a peregrinar, como Tsukuru, el chico sin color.

martes, 26 de noviembre de 2013

Miradas paralelas

Estaban sentados en el cesped uno al lado del otro. Miraban hacia el este. Justo ahí, el cesped terminaba abruptamente y caía una pequeña barranca de dos metros que se hundía en el río. El rio marrón. El apretaba con sus dos brazos sus piernas encogidas. Se sostenía, en cierto modo, y evitaba caerse hacia atrás. Ella tenía los pies extendidos y los brazos hacia atrás sosteniendo la espalda y todo el cuerpo. Noté que ambos tenían formas diferentes de sentarse y sostener la espalda. El vestia casual, unas vermudas de jeans desflecados, una remera sin mangas, creo que nike, y unas zapatillas negras. Ella tenía un vestido holgado, y usaba sandalias. No se miraban. Miraban el horizonte. Miraban los veleros. Miraban esa especie de algodón verde flotando a lo lejos, que forman los arboles en las islas del Delta. Hablaban de algo, sin ganas, con tedio. Interrumpían la charla, se reacomodaban de alguna manera. El soltaba las piernas y las estirabas, enderazaba la espalda y volvía a abrazar las piernas para evitar caerse. Ella despegaba el brazo derecho del suelo, lo cruzaba por delante de su pecho para rascarse el otro brazo que seguía firme, en diagonal, sosteniendo la espalda con la palma de la mano abierta apoyada en el pasto. Se producían silencios incómodos. Esos silencios que no se pueden llenar con nada. El sol ya estaba del lado oeste, iba atardeciendo. Volvían a armar una nueva conversación, algo se interrumpía. Un comentario mal hecho, una cara mal puesta, un énfasis en donde no se debía. No se miraban, seguían mirando hacia el río. Sus miradas estaban en paralelo. Pero eran paralelas diferentes, ni siquiera respetaban esa ley geométrica, que por cierto nunca entendí: "las paralelas se tocan en el infinito". Ni siquiera prolongando las rectas de sus miradas se cruzaban en el horizonte. Miraban en paralelo. Eran perfectamente paralelas. No se miraban. Ni se aproximaban. No se cruzaban. Sus miradas no se tocaban, sus conversaciones se disolvían. El sol seguía su marcha continua hacia el oeste, ya abandonaba la barranca y se hundía quien sabe donde. El resplandor aún permanecía, y sugería unas horas más de luz. El viento del rio soplaba desde el noreste, parecía venir desde las islas del Delta o del Tigre.

Hice todo mi esfuerzo por escuchar de que hablaban, pero no lograba entender ni una palabra. Además, las charlas se cortaban y luego el inmenso silencio que se abría me invitaba a abandonar el intento. Volvía a sumergirme en mi libro y cuando lograba nuevamente concentrarme lo suficiente como para avanzar en mi lectura, volvían a hacer un par de comentarios que desviaban nuevamente mi atención. Me costaba concentrarme en la lectura y me costaba concentrarme en la conversación que ellos mantenían. No supe de qué hablaban, pero podía sentir la distancia que había entre ellos. Había un silencio profundo. Pensé si ese silencio se expandiría al punto tal que no tengan más que decirse y los haga desistir de seguir hablando, o si ese silencio en algún punto se convertiría en rencor, dolor y discusiones sostenidas. Y pensé que quizás cuando el sol dejara de iluminar y la noche dominara por completo, en el medio de la oscuridad, ellos pudieran ver con más claridad que les pasaba.

viernes, 22 de noviembre de 2013

El rio y el cielo

La tarde era hermosa. El sol era intenso, pero el viento del río disminuía su intensidad y refrescaba, aliviando, en la sombra. A lo lejos se podían ver los veleros y las islas del delta. El color marrón del río, el celeste intenso del cielo, el verde de las islas, el blanco de alguna que otra nube. Estaba sentado en la terraza del bar, en una inestable silla tipo director apoyada en el piso de madera. La mesa, como todas las mesas en las que se sentaba, apoyaban tres de sus patas firme, dejando a la cuarta libre de movimiento aumentando la inestabilidad. Miraba hacia el sur, mientras leía Norwegian Wood de Murakami. Estaba esperando. No supe que esperaba hasta que lo ví levantar la cabeza. La vio llegar. La estaba esperando. Ella se acercó con un leve baile de caderas, sacudiendo sin mayor estridencia el pelo, pero de forma tal que parecía hacerlo en cámara lenta. Se aproximaba con sus cabellos lacios, despeinados pero ordenados. Tenía una sonrisa amplia, pero delicada, que resaltaban sus pequeños pómulos y angostaban horizontalmente sus ojos. Unas leves arrugas se marcaban en la comisura de los ojos. Sugería más de unos 35, pero era difícil identificar con mediana precisión si el limite superior de su edad probable podría llegar a 35 o 42. La sonrisa parecía no sólo estar en su boca, todo su cuerpo sonreía a medida que se acercaba. Saludó, y le dijo: "por fin nos vemos!" Y él respondíó, disimulando su inquietud con una sonrisa de camouflage: "Si, por fin! Verdad?".

Al parecer, se habían prometido hacia unos veinte días tomar unas cervezas. Pero, también al parecer, los viajes de él y la agenda de ella, habían demorado el encuentro. Me inclino a pensar que demoraron el encuentro más por la agenda de ella que por los viajes de él. Ella contó que ya había solucionado el problema del agua. El la miraba mientras ella describía con las manos y con muchas palabras, los inconvenientes alrrededor del agua, de su nueva casa. Lentamente fueron virando a su vida. A pesar del movimiento de manos, de cabezas y de las gesticulaciones, había un punto fijo o un punto de equilibrio entre ambos: se miraban a los ojos. Se movían con la libertad y la flexibilidad que la charla, cada vez mas relajada, iba adquiriendo. Pero había un punto en torno al cual, los movimientos se ordenaban: se miraban a los ojos. Entre ambos se dibujaba una paralela de un haz de rayo virtual entre ambos ojos, que ordenaba el resto del despliegue de la conversación. Tuve la sensación que se habían conectado. No había besos. No había mucha proximidad de las caras en la charla, y daba toda la sensación, por el contenido de la charla, que se estaban conociendo. Se contaban, en forma bastante resumida y cuidadosa, sus vidas. Ella se había separado, el nunca se había casado.

Pidieron un par de cervezas. La paralela que formaban el haz de luz entre sus ojos a veces se interrumpía cuando uno de ellos iba al baño, calculo que por ese beneficioso y aliviador, pero molesto, efecto que produce la cerveza. Cuando regresaban, tardaban unos segundos en volver a producir ese equilibrio entre sus miradas. A medida que pasaba el tiempo, la paralela entre ambas miradas se prolongaba en duración. Tuve la sensación que eran etapas sucesivas de aproximación y aprobación. Como si avanzaran en el reconocimiento mutuo, manteniendo las dudas generales pero despejando las pequeñas incógnitas, pero necesarias e inevitables, que tiene cada quien cuando conoce a alguien.

Se hizo de noche, el viento del río ya no equilibrara el calor de los rayos del sol y pasaba a dominar en una noche limpia y fresca. El rio se iba obscureciendo a medida que avanzaba la noche. Se levantaron luego de unas horas de charla y cervezas. Fueron caminando con los hombros levemente inclinados hacia el centro de la silueta que ambos formaban. Se detenían en el limite de una imaginaria tangente entre ambos hombros, que era perpendicular al suelo, y que los separaba en el centro de la figura que formaban ambas siluetas. Se iban hablando, con gracia. La oí comentarle algo sobre como valoraba que se hubiera animado a escribir por "inbox" no se qué cosa. El levantó los hombros y le dijo que se sentía como un adolescente. Se reían suavemente y en eso rompieron la geometría. Sus hombros se tocaron y se alejaron de nuevo un poco, hasta volver a estar tangentes sobre la linea que dividía ambas siluetas. Bajaron las escaleras de madera. El le tomó la mano, como acariciándola y la soltó. Se acercaron cada uno a su respectivo coche. Ella le dijo algo y le indicó su auto. El se acercó al auto de ella. Ya no podía escuchar que dijeron. Se despidieron. Dudó un poco pero le robó un beso. Corto, suave, no invasivo. Y ella retiró su cabeza hacia atrás. No estaba alarmada, no la tomó por sorpresa, y mantuvo la sonrisa en la cara y en todo el cuerpo. Regresó su cabeza nuevamente esos 5 centímetros que había recorrido hacia atrás. Se acercó, le devolvió el beso. El levantó las dos manos, tomó suavemente su cabeza como acomodándola hacia adelante. Sus dedos agarraban la parte posterior de la mandíbula de ella, enredados en los cabellos que le caían por encima de las orejas sin aros. Fue un movimiento suave y cadencioso, como el movimiento de ella al llegar. Se besaron corto, como si ambos se robaran un beso. Se miraron. Se fueron cada uno en su auto. El rio marrón y el cielo celeste de la tarde, ya habían cambiado su color. Estaban fundidos en un azul obscuro, iluminado suavemente por estrellas, y no se podía distinguir la línea del horizonte.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Culpa y Deseo

Correr durante estos días ha sido un remedio. Los dolores intensos que tengo por la mañana me impiden pisar de una al despertarme. A medida que el pié se acostumbra a pisar de nuevo todos los días, el dolor se pasa. Cuando corro, casi diría que el dolor desaparece. Pero, luego, el cuerpo se enfría y el dolor regresa con mayor intensidad. Es ahí abajo, en el talón y el arco. Me duele más el pié izquierdo que el derecho. El médico me diagnosticó "fascitis plantar" (algo así como un espolón). A ver al kinesiólogo que puede curarlo. Mientras tanto sigo corriendo mis 10 a 13 km casi diarios. Tengo interiormente otro dolor: culpa y deseo encontrados. El dilema de occidente todo adentro mío, y yo corriendo para tratar de transpirarlo. Si, creo que es así. Corro porque cuando transpiro siento que libero todo aquello que me intoxica. Lo mismo que cuando leo. Y justo me topé con un párrafo de Paul Auster.
"El sentimiento de culpa pueda hacer que alguien obre en contra de sus intereses, pero el deseo también puede conducir a lo mismo, y cuando la culpa y el deseo se mezclan en partes iguales en el corazón de un hombre, puede que ese hombre empiece a comportarse de manera extraña" (Paul Auster, El libro de las Ilusiones, p. 146)

Si me ven por la calle comportarme de manera extraña, si cuando hablamos es notable que oscilo entre una cosa y otra, ya saben. En un test el resultado arrojó que uso el 69% del hemisferio derecho y sólo el 31% de izquierdo. El Caos, la intuición, la creatividad... en fin. Eso, y una buena mezcla de culpa y deseo, hace impredecible a una persona

martes, 12 de noviembre de 2013

La intensidad de Tijuana

Fui a Tijuana. A la mera linea, wuey! Invitado por un colega amigo de la UABC a presentar un paper que estoy trabajando sobre izquierda y derecha en los estados mexicanos. Muchos gráficos, estimaciones de distancias en el espacio ideológico político, modelos para estimar esas posiciones, etc. Lo importante es que estaba alojado en un bonito hotel, pero lejos del centro aunque cerca de la universidad. Tijuana tiene una población de más de dos millones de habitantes. En poco tiempo pasó de 800 mil a esa cifra. Intensa! No corrí porque entre las reuniones, las dos charlas que dí y los paseos el día se me iba. Pero caminé a la noche por el centro.

Tijuana está dividida en varias zonas. Destaca la zona Río, donde está el lujoso y moderno centro comercial y financiero de la ciudad. Luego las urbanizaciones pobres, pero bien urbanizadas (anduve por Lomas Taurinas, donde asesinaron a Colosio). Las zonas residenciales lujosas y el centro histórico. El centro histórico de Tijuana es una mezcla de cosas que te resumen todo.

Para los turistas es obligado arrancar por el bar Zacazonapan, super conocido porque Manu Chao escribió la famosa canción que le dió una fama no del todo justa a la ciudad. En el mismo "antro", como dicen en México, solía asistir Brad Pitt. Hay fotos de él y de sus venidas. El lugar es chico, no dice mucho. Está en un subsuelo. Eso si, mucho olor a mota. Está lleno de antropólogos y dicen que varias tesis se han escrito sobre el lugar. Pues, que decir, wuey! De ahí pasamos a la visita obligada a la zona liberada. el callejón Coahuila y "sus paraditas", y luego a la calle Cohuila: Tropical, Las Chavelas, Las Adelitas, y el magnífico y surreal Hong Kong. Eso sí, una buena chela en unos de los lugares más nac & pop que vi en el planeta: Rio Verde (esto es México Bronco, dice mi amigo).

Pero en el mismo centro, caminando por la iluminada avenida Revolución llegás hasta la sexta. La sexta es la zona cool, llena de bares y pubs estándar. Ahí van los estudiantes y los locales: La mezcalera, la estrella, Cheaps, Zebra, Porky´s, Las Pulgas, Dandy del Sur. En cada uno un estilo. hipsters, rockeros, ochenteros, poperos, cada bar un estilo. En la calle se mezclan las tribus urbanas de la frontera, gringos y gabachos.  No corrí, pero venir a Tijuana siempre es sentir un poco de vida y sentir la existencia intensamente.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Puebla otra vez..

Pensé que nunca iba a volver a correr por aquí. Me equivoqué. Salí del Hotel City Express, en la Avenida Juan Pablo II, colonia La Noria. Fui hasta la intersección con ese gigantesco viaducto de 6 carriles ida y 6 carriles vuelta, que se llama Atlixcayotl. Pensé en Salvador, y como bromeaba porque nunca podía pronunciar bien las palabras con TL y X.  Llegué al viaducto Atlixcayotl, y doblé a la izquierda. Seguí por la pequeña vereda y cruce el puente por encima del rio Atoyac. A mi derecha se veían nítidamente el Popocateptl y el Iztaccihuatl, los dos volcanes estaban nevados en sus cumbres. El cielo azul celeste, como jamás lo había visto aquí. Seguí corriendo rumbo al centro de Gobierno. Inmenso, con esa bandera gigantesca. Di unas vueltas corriendo y bajé por el lateral del centro. Ahí vi el circuito para correr, a unos metros abajo, pegado al rio. Bajé la cuesta empinada y casi me caigo, pero seguí con el envión y quedé parado. Di vueltas en ese precioso circuito bordeando el rio, bajo arboles que generaban un aire húmedo. El día era soleado, estaba hermoso para correr. Era temprano. Di dos vueltas al circuito, en total unos 10 kilómetros, más unos 3 para venir y volver. La sensación fue espectacular. Nos saludábamos con los que corrían por ahí, la temperatura estaba ideal. En mi smartphone sonaba aletoreamente Soda Stereo, Calamaro, Eric Clapton... una mezcla. Me colgué con Agua, y la voz de Cerattí intentándome decir algo. Luego con Profugos... también, tratando de entender lo que me estaba diciendo. Recordé que la ultima vez que corrí aquí fue en Mayo, a propósito de un seminario. Pero en ese momento, aún no me había operado de la nariz y me costaba respirar. Ahora tenía los orificios nasales despejados, el aire húmedo y los árboles de eucaliptus aromaban de una forma peculiar la corrida y mi respiración. Me di cuenta, que hacia tiempo que no sonreía cuando corría. Me sentí feliz. Sonreí. Regresé emocionado, corriendo a la mañana, desayunando papaya y jugo de naranja. Otra vez en Puebla.

domingo, 27 de octubre de 2013

VOTAR

Llegué al Colegio Dardo Rocha, donde voto desde el 2009. En el 2009 voté por primera vez luego de 14 años sin votar. Había votado por ultima vez en la elección presidencial de 1995. Llegué a las 10:30, no había nadie en la mesa 279, que es la mesa donde votamos mi viejo, mi hermana y yo, ahora que las mesas son mixtas. Mi mamá vota en otra escuela, porque tiene otro apellido -obvio. Mi hermano vota en otro municipio. Llegué con mis tres hijos, no hizo falta siquiera formarnos. Le di mi DNI nuevo a la presidenta de mesa y pasé con los tres. Entramos al cuarto obscuro, que no es obscuro y estaban las boletas arriba de un pupitre. Mis hijas ya sabían a quien iba a votar, así que me dijeron "papá ahí está la boleta de..." La tomé, y la introduje en el sobre. Pasé mi lengua por el borde del sobre, olvidando todos los reparos que habíamos tomado allá por el 2009 cuando la Gripe A nos había vuelto a todos distantes y cautelosos. Cerré el sobre todo firmado y, seguramente, tocado por todos los integrantes de la mesa. Salí del cuarto obscuro. Me acerqué a la urna e introduje el sobre por la ranura horizontal. Firmé en el padrón. Pude observar de reojo que sigue figurando el domicilio que yo tenía hace 20 años, por más que cuando consulto en el padrón sale el ultimo domicilio, del cual me mudé (tema a parte las razones de esa mudanza) hace dos meses y fracción. Todo sucedió en unos pocos minutos. El día estaba y continúa hermoso. Fuimos a buscar unas ropas a la casa de mis hijos, se cambiaron y nos fuimos al río. Anduvimos en rollers, patines y triciclo. Luego caminamos. Luego nos fuimos a la costa a disfrutar del verde del cesped, el azul celeste del cielo y el marrón del río, que días como hoy lucen de maravillas. Fuimos a los juegos. Julián encontró a unos chicos jugando al futbol y se sumó. Yo tomaba fotos del paisaje y filmaba a Luciana que jugaba a ser periodista. Camila trepaba arboles y juegos de madera y experimentaba como usar de otra forma no convencional algún subi-baja o hamaca. La pasamos bárbaro (o civilizado, según el voto). Ya se habían hecho las 14:00, entre una cosa y otra regresamos al departamento y nos pusimos a hacer unas pastas. Pensaba en esos domingos de familia que recuerdo que alguna vez sucedieron, pero ya no se en donde ni si son sólo una ilusión social. Almorzamos tarde, y luego se fueron a ver la tele. Limpié la mesa, lavé los platos, ordené el desorden del departamento. Me serví un café. Se hicieron las 15:30, y me senté a escribir este post. Hoy voté muy temprano y ya no recordaba que era un día de elecciones. Todo pasa rápido. Los disfruto.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Ella

Las hay de todo tipo. Pechugonas, tablas, medianas, moderadas. De espaladas pequeñas, de espaldas anchas. De cinturas angostas, de cinturas medianas, sin cinturas. De caderas amplias, de caderas medianas, de caderas angostas. Voluminosas sexy. Flacas magras. Alegres, tristes, pensativas, extrovertidas, introvertidas. De mirada lejana, de mirada cercana. Las que miran, las que no te miran. De miradas profundas, de miradas de costado.  Morochas, castañas, rubias, pelirrojas. Blancas, rosadas, naranjas, amarillas, canelas, morenas, negras. Altas, medianas, bajas. Con torsos cortos y piernas largas. Con torsos largos y piernas cortas. Con torsos y piernas continuados, como si no hubiera un corte. Con toros y piernas separadas. Con cabellos largos, con cabellos cortos. Lacios, enrrulados, ondulados. De "veintipico", de "treintaypico", de "cuarentaypico", de "cincuentipico", y más. Corren. Algunas corren con paso corto y cansado, otras con paso largo y relajado. Con pasos cortos y rápidos, con pasos largos y lentos. Con pique, con trote suave. Apoyando la punta del pié o apoyando los talones.  Algunas caminan. Algunas solas, otras de a dos, otras en malón. Las miro. No puedo dejar de mirarlas. La busco a ella. No puedo encontrarla. Algo se me perdió. Sigo corriendo. Miro.

viernes, 11 de octubre de 2013

Animal de costumbre



Ya hace más de un mes que cambié mi "pista" de running. Me acostumbré nuevamente. Correr al lado del río es ahora mi nuevo status quo. Hoy, por ejemplo, me había propuesto regresar al hipódromo. Como anoche mi hijo se había quedado a dormir, hoy tenía que llevarlo con su mamá para que vaya al jardín. Así que regresé al hipódromo. Pero al bajarme del auto, sentía ganas de irme al río a correr. Así que no me quedé en "mi hipódromo" y me regresé al río.

También hoy batí un nuevo record personal con mis nuevas Five Fingers Vibram. Corrí 9.26 km a un ritmo de 5.17. Unos 47 minutos arriba de esa especie de guantes para los piés. Las Five Fingers permiten que corras como si estuvieras descalzo. Eso implica que tu apoyo se modifica severamente. Con las zapatillas comunes uno apoya el peso en el talón, sobre todo por el tipo de suela cada vez más acolchonada en los talones. Con las Five Fingers no se puede hacer eso, ya que el peso en el talón no sólo te destruye la cintura y la espalda sino que el dolor que te provoca hace que sea imposible correr. De modo que tienes que apoyarte obligadamente en la parte del cuerpo que está diseñada para sostenerte: la planta delantera del pié y los dedos. De este modo corres como la naturaleza te diseñó. Al principio cuesta y con el tiempo sentís nuevos dolores. Lentamente el pié se va acostumbrando y finalmente corres suavemente y a mayor velocidad. Claro, hay que pasar la prueba de ablande, la prueba del cambio, la dolorosa experiencia de acostumbrarse a otra cosa. Pero una vez superado ese umbral, experimentas nuevas, felices y agradables sensaciones. Quizás seamos animales de costumbre ¿no?

lunes, 23 de septiembre de 2013

Nada es para siempre

Un día TODO tu mundo se da vuelta. Como dice la canción: "nada es para siempre". Al menos no es para siempre como era. Quizás sea de otra forma. Pasó de todo en un mes. Me mudé, cambié de ruta de running. Ahora corro desde la estación San Isidro, del tren de la costa, en dirección hacia Buenos Aires. Paso por la estación Las Barrancas, que está justo en la bajada de Perú, en Acassuso, y luego llego hasta la estación Anchorena, pasando la calle Pacheco en Martínez. Sigo hasta cruzar la calle Paraná, que es el límite con el partido de Vicente Lopez. Unos 500 metros más adelante bordeando el Rio de la Plata termina el recorrido. Ahí, al final de ese recorrido, doy la vuelta y me regreso. Siempre con el Rio al lado. En total son unos 10 km aproximdamente. Aumenté la distancia promedio con este cambio. No he corrido tan frecuentemente desde que todo esto pasó, pero en kms diría que es constante. Antes daba la vuelta al hipódromo que en promedio son unos 5,15 km y de vez en cuando hacía dos vueltas, o bien daba la vuelta larga que son unos 9.75 km. Ahora estoy obligado a hacer siempre 10 km. Eso está bien. Son otras las personas que circundan por aquí, aunque el ambiente es muy parecido. Me iré acostumbrando con el tiempo. De todos modos, no puedo dejar de decirlo: extraño mucho mi antigua morada, a sus moradores y al ambiente familiar que me rodeaba y me contenía. Es muy fuerte todo este cambio, y no se si podré soportarlo sin hacer algo más que correr. Por lo pronto, aquí estaré. Corriendo, para luego existir. Les dejo una canción para hacer un trote lento pero largo.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Nos vemos en el cielo

Hace una semana corrí, corrí y salí tercero en la Maratón de la Universidad. Había ido sin prepararme durante la semana. Pero tenía un año encima de más de 1000 kilómetros corridos. Estaba contento. Pero tenía una sensación extraña. Siempre es raro escribir en retrospectiva, porque uno tiene la tendencia a darle sentido a las cosas, que quizás no lo tengan.

La semana vino con todo. Un masaso trás otro. Y terminó no se si mal o bien. Es dificil reconocer la diferencia cuando estás desmoronado. Además mi amigo que estaba librando una batalla la perdió. Coincidió con mi batallita, que es nada. Pero anoche, cuando no podía conciliar el sueño, cuando mi cabeza se hacía preguntas y ensayaba respuestas en piloto automático, con autonomía relativa, David me envió un mensaje por Whatsapp. Como decía Paul Auster en La Invención de la Soledad que "una noticia que no puede esperar siempre es una mala noticia". Y si... mi amigo había fallecido. No llegó a cumplir los 40, y una puta enfermedad de mierda se lo llevó. Pasaron dos meses, más o menos, desde que se lo diagnosticaron. Se fue .... compartimos casa en México, alegrías en Salamanca. Comi en la casa de los padres en Santoña, al oeste de Santander. recuerdo las palabras del padre que estaba agradecido que un argentino se sentara en su mesa, porque cuando pasaron hambre y nadie los ayudaba Argentina les "dio de comer". Recorrimos playas por el Pacifico, por el Golfo de México, jugamos al futbol, nos emborrachamos mucho cuando yo cruzaba los 30. Me aconsejaba mucho, a pesar que era unos años más joven que yo.

Se fue. Hoy corro. Corro.... y no se bien para donde ir. Acabo de dar un paso hacia adelante (o hacia al costado) y no se si hay abismo o tierra firme. Pero mis opciones tienen luz y vida. Y él, el Latinoamericano de Cantabria, dio toda la energía para llenarnos de esperanza y de luz. Loco... no estoy en mi mejor momento, y no tengo la fuerza habitual, pero en honor a esa amistad y a esa bonomía que te caracterizaba te juro que voy a hacer todo por seguir adelante. Te mando un abrazo eterno... y si existe, nos vemos en el cielo.

miércoles, 31 de julio de 2013

La gente!

La gente está harta de tal cosa. La gente no cree en esto o aquello. La gente no se la banca más. Ay! .... ay! ... ay! Hay una manía, no se si argentina, de poner a la gente como legitimadora de una opinión personal. Es decir, no se me ocurre a mi esto o aquello, sino que es la gente (toda la gente, unívocamente la gente). Cuando escucho o leo la gente, se me viene inmediatamente a la cabeza una memorable tarde del 2009 en C5N. Eduardo Feinman desde el estudio de C5N lo entrevista a Sebastián "la Brujita" Verón...

Feinman: "En el mundial donde te tocó jugar contra Inglaterra, y vos estaba jugadon en Inglaterra, en ese partido ¿vos tirabas la pelota afuera a propósito porque vos tenías que volver a Inglaterra? Eso es lo que cree mucha gente...
Verón: si...
Feinman: ¿Podés contar bien a la gente como fue ese partido para vos?
Verón: No, tiene razón, la tiraba a propósito a fuera....
Rossi: Ta siendo irónico la Brujita (una voz en off desde el estudio)
Verón: Tienen razón. No tengo que temrinar con ningún mito.... El que piense eso es un estúpido. Vos lo pensás seguro.
Feinman: No. Yo creo... Mucha gente cree que ese partido no jugaste para adelante.
Verón: No escucháme una cosa, no digas mucha gente... porque la gente acá no está. Me estás preguntando vos.
Feinman: Bueno pero yo te traslado COSAS DE LA GENTE
Verón: No vos no me trasladas nada, porque vos lo pensás. Porque si vos tuvieras realmente las agallas para preguntarme: mirá "yo pienso esto". Me lo dirías. No metas a la gente en el medio.

Y palabras más, palabras menos... el reportaje fue terminando hasta que la Brujita se quitó los auriculares y les mandó un saludo... Amé ese momento de gloria de la Brujita Verón. Y cada vez que alguien dice algo sobre "la gente", me hace recordar indefectiblemente a Feinman. Va con onda!


viernes, 26 de julio de 2013

Las PASO 2011, muy parecidas a las de 2009. Algunas observaciones cambiantes...

Faltan dos semanas y votamos en las PASO (11/08). Las PASO fueron creadas para permitir dirimir las candidaturas de los partidos, de modo que es un proceso de selección más que de elección. Es decir, en Agosto no elegimos autoridades, sino que seleccionamos candidatos. Las PASO se aplican parea cargos nacionales en todo el país (Presidente, Senadores y Diputados). Algunas provincias, no obstante, también han adherido a la legislación nacional y utilizan el mismo sistema para selecionar las candidaturas provinciales (y municipales). Este es el caso de la provincia de Buenos Aires y de la provincia de Santa Fé, pero no de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo.

Para estas elecciones, salvo muy pocas excepciones, la mayoría de las listas o frentes (nótese que digo  listas o frentes y no partidos, por obvias razones) no nos ofrecen diferentes alternativas para seleccionar. Hay excepciones, desde luego. Por ejemplo, UNEN en la Ciudad de Buenos Aires ofrece tres diferentes listas de senadores y diputados. En provincia de Buenos Aires, para cargos nacionales no tenemos alternativas internas a los frentes, pero sí en muchos municipios para cargos municipales. Por ejemplo, el FPV en casi la totalidad de los municipios presenta dos alternativas: una auspiciada por Unidos y Organizados y otra más PJ. Además, hay otras listas no adheridas al FPV de perfil justicialista, como por ejemplo la del Frente Renovador (Massa). 

Una encuesta revela que el 60% de los votantes de Provincia de Buenos Aires (en especial del conurbano, i.e. Primera y Tercera sección electoral de la provincia que reúnen al 64% de la población de la provincia) se identifican como moderadamente kirchneristas (33%) o moderadamente antikirchneristas (29%). Es decir, los moderados K o AntiK, ubicados en el centro de la distribución son el 60% aproximadamente. Solo el 18% se declara totalmente Kirchnerista, y el 20% restante totalmente antikitchnerista. Es decir, el 38% tiende al extremo o los polos.

Esto significaría que en  el medio parecen estar los votos. Estadísticamente, podríamos decir (si esos datos son correctos) que la población tiene una distrobución normal, con una cumbre en el centro que decrece montónicamente hacia ambos lados derecho e izquierdo. Es decir, el votante mediano se debe encontrar más o menos en el medio del moderadamente K o moderadamente K-Crítico. 

Si uno escucha las intervenciones de Massa o de Giustozi, podrá entender que apuntan al centro de la distribución, mientras que De Narvaez por ejemplo, apunta a los anti-K más extremos. De modo que la batalla ganadora estará en seducir a los votantes del núcleo del 60%, los moderados. Si la estrategia del oficialismo, que entiende bastante de esto, se dirige a tratar de instalar que Massa es el PRO, y De Narvaez a instalar que Massa es el Kirchnerismo disfrazado, entonces le estaría saliendo bien a Massa y a Giustozzi el posicionamiento en medio de la cumbre de votos (siempre hipotetizando, obviamente).

Las proyecciones de intención de voto al 22/7 para las PASO del 11/08 según datos de Poliarquía,  en Provincia de Buenos Aires le daban a Massa-Giustozzi 33.7%, Insaurralde-DiTulio 22.8%, De Narvaez-Plaini 12.8%, Stolbizer-Alfonsin 12.1%. Obviamente, faltan definirse muchos votos.

Las proyecciones al 28/7, cambiaron un poco el escenario según reporta La Nación: Massa estaría estancado en su campaña, con 32.5% (e incluso perdiendo votos), e Insaurralde vendría en ascenso alcanzando el 27.4%, abajo todo sigue igual 13.1 para De Narvaez y 11.7 para Stolbizer.

Decía que en provincia de Buenos Aires no hay listas internas en las PASO para diputados nacionales (a nivel municipales hay muchas dependiendo del municipio). Pero el efecto no deseado de las PASO, y sobre el cual habría que charlar un largo rato, consiste en brindarle al elector información casi perfecta sobre como está distribuida la población respecto de las alternativas. Y al considerar esa distribución, puede influir en que los votantes estratégicos abandonen las listas que votaron en las PASO (sobre todo las que están rezagadas) y se inclinen por las alternativas que van en punta para dirimir la elección. Ahí, en ese escenario, creo que MASSA (33%-32%) se puede quedar con votos anti-K (de Denarvaez 12% de Amadeo 1%) y aumentar la diferencia con Insaurralde (22-27%), aunque este ultimo viene creciendo y mucho a mucha velocidad. Por eso, también podría suceder que votos moderadamente K que quieren continuidad sin hegemonía, puedan retroceder y tirarle un voto a Insaurralde, como parece estar sucediendo tal y como lo registran las encuestas, ya que la lista del FPV está segunda y no amenaza con arrasar. Un escenario muy parecido al 2009. Como decía el viejo arbitro de futbol, "por lo menos así, lo veo yo" (shick... shick...)

jueves, 25 de julio de 2013

Después de Panamá 20K, excusas

Al lado del canal de Panamá se encuentra la Ciudad del Saber, en Clayton, en las afueras del centro de la Ciudad de Panamá. Como ya he comentado, cada vez que voy a Panamá me alojo en el Holliday In de Ciudad del Saber. Aprovecho a correr todos los días. El clima es ideal, caluroso y húmedo. Así que luego de 10 días continuos de corridas de 6 a 12K, decidí ir por los 20K. Fue un día inolvidable. Hacía calor, pero ya estaba atardeciendo. Salí rumbo a Clayton y llegué al distribuidor que te saca hacia Albrook (ese centro comercial famoso). Ahí di vuelta y regresé hacia Ciudad del Saber. Hasta ahí son unos 6K y poquito, así que hacerlo de regreso implica correr unos 12K efectivamente. Al llegar a Ciudad del Saber, le di dos vueltas completas al perímetro, entré por los barrios, salí por el fondo, regresé paralelo al Canal hasta el Hotel. Luego doblé hacia Clayton subí la pendiente, pasé por la puerta del PNUD, luego por el Colegio Issac Rabin, y seguí en esa dirección. Y así nuevamente volví a dar la vuelta. Llegué al Hotel en el estado que más placer me da cuando corro: estar completamente sudado. Eran 18, 5K, así que seguí corriendo sin seguir una dirección determinada, zizagueando hasta completar los 20 K. En total fueron 20.4K.

Ahora que estoy parado, por el frío, por la falta de voluntad, por trabajo, por excusas, por tiempo, por... por... por...  extraño esa sensación. La necesito urgente. Iremos despacio nuevamente, aunque me haga boicots a mi mismo.


martes, 23 de julio de 2013

Una batalla después de un mes

Después de más de un mes sin hacer posteos, hoy me animé (me atreví) a ingresar al blog nuevamente. Me había quedado paralizado. Con muchas ganas de escribir, pero no podía entrar y abrir un nuevo post. No se bien que cosa fue. Quizás un poco de miedo, inseguridad, o verguenza. No lo se. La verdad es que no tengo idea porqué me paralicé. En este mes, por suerte, terminé un par de papers que me tenían también paralizado. Quizás es la ley de las compensaciones. Si le pongo energía a una, es a costa de la otra. Quién sabe.

Y hoy regresé, porque un amigo de la vida, con esos que compartí litros de vino, de Ron con Coca, de Tacos al Pastor, de noches sin dormir, de aventuras nocturnas, de horas de estudio, de trabajo de tesis, de campeonatos de futbol 5, de cigarrillos y humo, de Paellas, de Chorizos, de Gambas al Ajillo, de una obsesión por el Euskera, de tantas cosas... de tantas cosas, che. Bueno, decía, que a este amigo de la vida a quien quiero tanto, tanto, le toca jugar una batalla importante. Y por eso, hoy, aquí, con frío en Buenos Aires y con un dolor de espalda enorme intentando hacer fuerza para que le llegue toda la energía posible que lo ayude a ganar esa batalla, decidí que volvía al blog. Que mis inseguridades son una bobada. Y por eso, hoy arrancamos quizás de nuevo. Aguante Cántabro! Usted la gana seguro.

martes, 4 de junio de 2013

21 días de una larga historia

El 13 de Mayo fuí operado de una afección que por años me impedía respirar normalmente. La intervención me tuvo 21 días sin correr. Ayer, 3 de Junio, cumplí con los 21 días y salí a correr nuevamente. Me sentí diferente. El aire ingresaba por la nariz en cantidades que no sé controlar y administrar. Me di cuenta que me acostumbré a usar mucho la boca (quizás es una metáfora para la vida) y que debo corregir para mejorar el control de la respiración. Así que, en los primeros 400 metros, supe que iba a estar más concentrado en la respiración que en mantener derecha la espalda, pisar adecuadamente y controlar la velocidad. Voy a necesitar un tiempo dedicado a la respiración exclusivamente: pareciera que no puedo correr y respirar preocupándome por las dos cosas al mismo tiempo. Cerré la boca y corrí apretando los labios durante 5.4 kilómetros. La nariz era amplia y el aire entraba en cantidades. Pero tiendo a respirar corto aunque, ahora, puedo meter más aire en los pulmones por y desde la nariz. La tendencia a respirar corto y completar con el aire que tomo por la boca es parte de mi sobreadaptación a la falta de capacidad respiratoria.

Recuerdo que la primera alarma de este problema, resuelto hace 21 días, surgió en 1998. Yo estaba viviendo en la ciudad de Salamanca, de la comunidad de Castilla-León. Fumaba por ese entonces, algo que dejé de hacer el 1 de enero del 2001. En España era imposible no fumar. Los cafes, los bares, y todos los lugares públicos estaban repletos de gente fumando. Para mi era normal, y lo disfrutaba. Pero surgió un inconveniente con mis congestiones habituales que se habían convertido en un tema de conversación de muchas personas que por entonces me rodeaban. Por esa razón fui a ver a un médico. Este me encontró una infección en los senos nasales, y me recetó unos antibióticos con el objetivo de evitar una intervención para sacar la infección. Me recomendó dejar de fumar, por cierto, y hacer deporte. Así que, como ya empezaba la primavera boreal, empecé a correr por esa hermosa ciudad. Encontré la forma de descubrir recovecos que habitualmente no circundaba. Dejé de fumar por un tiempo y conseguí bajar la infección.

Pero, en 1999 me fui a vivir a ciudad de México (nuevamente), y volví al smog y al cigarrillo. Correr, corría menos. Jugaba al futbol dos veces por semanas, a lo sumo. El padecimiento tenía un nombre: "rinitis alérgica". Mis fosas nasales vivían congestionadas. Me despertaba con cantidades importante de mucosa y así pasaban los días. Pasaron los años. En 2001 comencé a correr, nuevamente --hábito que desde entonces no dejé. Pero me sobreadapté a mi condición. Durante todo este tiempo, al parecer, el cuerpo reaccionó tapando las fosas nasales con polipos que cubrieron toda la cavidad que debía estar liberada para dejar pasar el aire. Esos polipos, finalmente, fueron los que hubo que extraer para liberar de una vez las fosas nasales.

Ayer, luego de 21 días de posoperatorio, salí a correr con mi "nueva nariz". Para alguien que tuvo este problema por tantos años, correr con la nariz "despejada" es una nueva experiencia. Contentísimo de tener un nuevo desafío: aprender a respirar.

domingo, 26 de mayo de 2013

Una Foto

Hace casi un mes que no escribo, y un poco menos que no corro. El reposo obligatorio posterior a una operación de polipos nasales, me retiró de mi habitual entrenamiento diario. Así que al no poder correr, casi no puedo existir. Pero quería comentar una simple foto. Ahí va.

Vi una foto de Leopoldo Moreau (el ex candidato a presidente de la UCR en 2003) en el acto de la Plaza del 25 de Mayo. El gobierno denominó a este festejo la década ganada, en alusión a los 10 años de la asunción de Nestor Kirchner a la presidencia. Varios amigos que han militado en la UCR y que respaldan al gobierno de CFK, comentaban su beneplácito por la existencia aún de una corriente Nacional y Popular en la UCR. En cierta forma algunos la destacan como la tradición de la UCR. El tema es largo. Pero del mismo modo que en el peronismo existió Menem (por poner sólo un ejemplo reciente, obviamente), en la UCR existieron y existen corrientes que se orientan más hacia un polo liberal en lo económico. Alguna vez terminaré de pensar este asunto. Me excede en la actualidad.

Pero quería decir algo que ya había indicado en el otro blog (el dilema de la UCR) y también hace un tiempo (La candidatura de Alfonsin). En mi intimidad prefiero tener un PJ y una UCR enfiladas en el mismo campo, con su oferta diferenciada en alguna dimensión o issue, que facilite regresar a un bipartidismo fuerte, con anclaje territorial e institucional firme. Quizás eso fue lo que NO sucedió cuando Alfonsin y Cafiero lo planearon* . En medio de ese proyecto, las internas del PJ las ganó Carlos Menem, luego Alfonsín perdió la conducción de la UCR y el sistema de partidos fue transformándose en otra cosa. Y finalmente, el golpe de gracia: el surgimiento del FREPASO (a donde fuimos a parar muchos jóvenes a inicio de los 90).

Regreso al punto. Si bien prefiero un sistema de partidos como Alfonsin y Cafiero lo pensaban, en la actualidad creo que no hay espacio en un mismo campo para dos ofertas políticas similares. Quiero decir, que la UCR no puede ser existosa si se para en el mismo lugar que el FpV. Quiero decir, para que un partido sea existoso electoralmente (que es lo que importa para que surja un bipartidismo) debe representar a los sectores de la oposición que hoy no se sienten expresados por el gobierno. De este modo, la UCR parada en el lugar de Moreau, podría ser un buen pilar K, pero no podría ser existosa.  Racionalmente la UCR si quiere seguir viva (y lo deseo) optará por ubicarse en el espacio de centroderecha clásico. Si no lo hace, ese espacio lo terminará ocupando otro partido o frente, incluso hasta una fracción opositora del mismo peronismo.

Como comentario final. Con la llegada de Nestor Kirchner y con la formación de la Concertación en 2007, pensé que habría podido llegar a su fin tanto el PJ como la UCR, y que sectores de centro-izquierda de ambos partidos, por un lado, como de centro-derecha, por el otro, irían lentamente a converger en un nuevo sistema de partidos. Obviamente, eso no fue lo que sucedió inmediatamente y el espacio político sigue atravesado por otras fracturas no ideológicas.

* Como nota personal al pié. En esa época nos juntábamos renovadores de ambos lados y charlábamos mucho. Casi sin diferencias en los objetivos, con matices en los medios y con identidades diferenciadas. Y confieso, que en ese supuesto sistema de partidos mi posición sería bastante equidistante entre ambos. Algo así como un votante mediano PJ-UCR. 

martes, 23 de abril de 2013

Alabama

Corrí hasta la embajada de Estados Unidos. unos 4,5 km de ida y otros tanto, obviamente de vuelta. Fui por la carretera que va desde Ciudad del Saber a Clayton. Subía y bajaba, y a veces las piernas tiraban un poco. Llegué y me bañé. Luego me prestaba para ir a Albrook. A la salida del Hotel estaba esperando un taxi, y como no había muchos le ofrecí a un huesped del hotel que también estaba esperando compartir el taxi. Los dos ibamos para Albrook Mall, así que nos venía bien compartirlo. Me preguntó de donde era, le dije que de Buenos Aires, Argentina. Se rió. Me dijo que había crecido en "Germany" y que su primera novia era Argentina. Le pregunté de donde era, me dijo que de Alabama. Lo primero que se me ocurrió fue decirle: "Ah! sí, el estado de Forest Gump". Se rió y me dijo que si, que la película tenía muchas cosas que sólo alguien de Alabama entendía en lo profundo. Agregué que me gustaba esa canción... "sweet home Alabama". Nos pusimos a charlar mientras el chofer del taxi conducía sin apuro hacia Albrook, quizás pensando en qué conversación rara estaban teniendo este sudamericano y este norteamericano.

Seguimos charlando. Un poco de geografía. Qué dónde estaba Alabama (al sur, obvio, pero tenía que hablar de algo y prestarle atención). Indefectiblemente le pregunté quien  habia ganado la ultima elección en Alabama, y ahí la cosa se puso buena. Me diijo que era un estado conservador, como buen estado sureño: muy conservador! Pero que por siglo y medio en ese estado había una lealtad hacia los demócratas, puesto que desde la guerra civil a los republicanos  los veían como al ejercito invasor. Con detalle marcó su posición sobre la "soberana confederación" y la intromisión de los norteños (abolicionistas, por cierto). Ahi le comenté: "entonces, no me queda claro, ¿es conservador pero votan a los demócratas? ¿como es eso?" Y me dijo que si, pero que la ultima elección ya no. Habían ganado los republicanos. Se me ocurrió preguntarle, pues en qué consistía la diferencia entre demócratas y republicanos en un estado conservador del sur (por cierto, sería una pregunta similar a cual es la diferencia entre un peronista y un radical en las provincias del norte del país). Y me dijo, "you know! los demócratas son liberales en los temas sociales, creen que hay que ayudar a los pobres porque no han tenido suerte y no tiene oportunidades. Los republicanos, en cambio, dicen que no. No hay que darles ayuda social, porque es indigno y se malacostumbran a vivir del estado y se vuelven perezosos, you know!" Lo miré, en mi rol de cientista social haciendo trabajo de campo (sin emitir opinión afirmativa o negativa sobre su comentario), y le dije: "Ajá! ya veo". Y agregó: "Tu los ves, están gordos y tienen un TV gigante, y ¿cómo es que hay que aumentar impuestos para ayudarlos?". Por ahí me equivoco, pero seguramente era republicano.

domingo, 21 de abril de 2013

Tramitología

Esta vez, me traje para correr las remeras (o playeras) de la selección argentina y de la mexicana. En ambos casos la remera suplente, la azul de argentina y una bordó mexicana. Pero eso no es lo importante. Una interlocutora en estos días, me comentó algo que me pareció curioso, me dijo que a tal o cual dependencia había que reforzarla, había que hacerla más institucional, más transparente y mejorar su capacidad de monitoreo y control. Pero que, ojo! no era una cuestión de complicar las cosas (y ahí tiró la definición que me dió vuelta en la cabeza por unas horas), dijo: no era una cuestión de "tramitología".

En efecto, la tramitología se puede definir como el estudio y conocimiento del trámite. Y es precisa esa expresión, cuando la única forma de hacer que las autoridades o los agentes emprendan una acción es mediante una cantidad de trámites que sólo un experto conoce. Inmediatamente pensé en la forma en que ARBA y AFIP cobran y recaudan impuestos. Por ejemplo, en ese 3% automático que te cae de ARBA a tu cuenta cuando ingresa un depósito sin preguntarte. Pues, luego para hacer un reclamo olvidate. Me quedé pensando cuando corría en medio de la humedad y el calor. Corrí tanto que me sirvió para transpirar la obsesión sobre la idea de la tramitología. Pero ahora que me senté, me acordé de nuevo.

viernes, 19 de abril de 2013

Ciudad del Saber

Cuando vengo a Panamá, me alojo en un Hotel, perteneciente a una cadena internacional, que está en las afueras de la ciudad. El lugar se llama Ciudad del Saber, aunque todavía se leen los carteles de City of Knowledge, que recuerdan que esta zona fue durante mucho tiempo territorio ocupado por los USA. Si las entrevistas comienzan a las 10:00, me da tiempo a salir a correr, bañarme y bajar a desayunar. Si no, corro a la tarde. El clima es ideal para correr. Húmedo y caluroso. Se siente el efecto a los 3 kilómetros. Ni te cuento a las 5 km. A los 10 km estás ensopado. Suelo subir por el camino que me lleva desde el Hotel a las oficinas del PNUD, doy vuelta por el colegio Isaac Rabin, y sigo bordeando un parque en donde hay canchas de tenis, juegos para niños y una mega pista para correr. No tiene ese recorte cuadrado hispano que suelen tener nuestras plazas. Es más bien un parque. Si, un parque. Las casas no tienen medianeras o esos típicos límites de propiedad. Algunas de ellas dan al parque.

Subo por un camino que te saca directo a Clayton. Son unos 8 kilómetros hasta el cruce de la carretera. Vas a un costado, por una calzada de cemento alisado, al costado del camino. Está repleto de árboles. Es un paisaje boscoso y húmedo, en donde las casas de material y madera, al mejor estilo "gringo", se mezclan con la vegetación. Es uno de mis lugares favoritos para correr. Luego regreso por ese mismo camino, pero en lugar de tomar para el lado del Hotel, doble en sentido al occidente, bordeando Ciudad del Saber, entre sus calles en donde, también, se mezclan las casas y los parques, y esos edificios de tres pisos de alto pero super anchos de las oficinas de organismos internacionales, fundaciones y universidades. También hay colegios, con unos campus que son una envidia. Paso por el nuevo centrito comercial, donde está Pan y Canela, un lugar al que me he hecho asiduo asistente al mediodía, paso por el café en el sitio de al lado, y sigo rumbo a la calzada que da justo al borde de la carretera que va de lado al Canal de Panamá. Ahí hago unos 2 km siempre en paralelo al Canal, mientras veo el desfile de los gigantescos barcos repletos de "containers". Me hago siempre la misma pregunta: ¿cómo es que no se caen esas "pilas" de containers cuando están en alta mar? A mitad de mi recorrido, está la exclusa. Ahi los barcos se frenan, para esperar que el agua se ponga al mismo nivel. Uno observa que el barco desciende, y sale rumbo al pacífico.

Sigo corriendo. Llego al hotel "ensopado". Saludo a los y las recepcionistas, que a esta altura ya nos resultamos mutuamente familiares. Subo, me baño. Sigo trabajando. Amo este lugar.

martes, 9 de abril de 2013

Donar para salir de Shopping

Salí a correr y luego escuché una conversación que me dejó atónito. Una de las señoras que le decía a la otra:
— Llevé un montón de ropa de los chicos. Si, la verdad es que la gente necesita; y ésto, los míos, ya no lo usaban más.
— Ah! qué bien, mirá vos!
— Si, pero ¿vos sabés? che, ¡que me quedé sin ropa! —y levememte acompañó el comentario con una risa entre nerviosa y traviesa
— Huy, pero ¿cómo que te quedaste sin ropa? ¿Te quedaste sin ropa?— casi con sorpresa, le preguntó la otra.
— (riendo, la otra, le preguntó como respondiendo a su pregunta) ¿Che, estará abierto (mencionando marca g, h y v)?— y su nerviosismo y placer aumentaba
— Si, como todos los días — le dijo la otra, medio confundida y sin comprender
— Ah! Buenísimo, así ahora aprovecho y reviento al tarjeta. Necesitaba renovar el placard de los chicos.
Me quedé pensando.... pero, no recuerdo bien lo que pensé. Ahora se me ocurren muchas cosas. Imagino que a la interlocutora también.

domingo, 7 de abril de 2013

La Cámpora, un crítica y una defensa

Cuando escuché la discusión entre Larroque y Miceli, me identifiqué con el periodista. Me pareció bastante egoista la actitud de esa agrupación política frente a la tragedia. Luego me decía una vieja compañera, "Pero Diego! La cruz roja también se identifica, Los Boys Scout también". Calculo que con eso bastaba para justificar que una agrupación política se identificara. Si estuvieran haciendo campaña para la elección estaría más que justificado. Que sea la Franja Morada (que antiguo soy! por dios) o La Campora, sería igual y legítimo. Pero ahí es donde, si me permiten, me parece que hay una diferencia que el contexto impone. Una agrupación política tiene integrantes que trabajan para conquistar o mantener el poder, y eso es su rasgo distintivo: ocupar cargos, representar en el congreso a sus organizaciones y partidos, que en el mejor de los casos representan a grupos de la sociedad (pero sólo en el mejor de los casos y no necesariamente). Lo que los hace diferentes a los demás es esa noble o vil, según como la vea cada uno, vocación por el poder. Y es necesario que así sea. La política consiste en tomar decisiones colectivas y públicas amplias, para no matarnos unos a otros por tener ese poder, entonces, competir para tomar decisiones transitorias es lo más razonable que podemos hacer. Si no el que tiene el ejercito más poderoso ocupa el territorio y manda; y si eso es así, nuestras vidas y libertades quedan absolutamente al arbitrio de ese poder absoluto (de eso sabemos, la ultima dictadura fue lo peor de esa forma agonal de entender la política).

Que quieran ganar votos está bien, está muy bien. Que trabajen para ello, está más que bien. Ahora, quizás el contexto no era propicio para ello. Entiendo que quieran dejar en claro que eran ellos y no otros los que estaban ahí, porque seguramente es para ellos una diferencia importante que los distingue de sus adversarios. Pero no era el momento, creo yo, para "competir" en medio de la tragedia. Creo que estas catástrofes ponen de manifiesto que necesitamos, más estado, más política pública de largo plazo y menos partidización electoral de corto plazo.

Me parecía y parece que no, que se confunde de ese modo al Estado con el partido, y al Estado con el gobierno. Y cuando eso sucede producimos resultados por debajo de nuestras capacidades colectivas totales.

Ahora bien, quiero decir además que de todas formas prefiero a los jóvenes o adultos militantes trabajando con la camiseta puesta que a los que no hacen nada por los demás, ya sea de arriba, del medio o de abajo. Ya sean de izquierda, del centro o de la derecha. No juzgo a los que no quieran hacer nada o no confíen en ningún partido político o se queden en la casa porque están más cómodos con la familia. Me parece genial y hasta justificado, en algunos casos. Pero en mi opinión personal, en el contexto, necesitamos más de los que quieren hacer cosas (por el motivo que sea) que los que no mueven (o movemos) un dedo a no ser que sea para señalarlos. Ahí sí, creo que, hay una diferencia! A favor, obvio.

La Plata 1

El martes cayeron más de 350 mm en La Plata. Se inundó Tolosa, donde vive la abuela de mi mujer de 94 años (la abuela tiene 94, no mi mujer; aclaro!). Por suerte no le pasó nada a ella. Tan solo un metro y medio de agua en la casa con pérdidas de muchos objetos afectivamente invaluables de la familia. Ese día pasó de todo, además se incendió la refinería de YPF y la combustión dejó muchas casas sucias con una sustancia negra. La piscina de mi suegro estaba tapada por una película negra, y el departamento de mi suegra tenía las paredes exteriores del lavadero chorreadas por una sustancia que parecía brea. Mi mujer, que a esta altura del relato es obvio que es oriunda de La Plata, se movilizó enseguida. De aquí para allá. Posteamos en facebook el jueves que estábamos juntando cosas, y tuvimos la respuesta de muchos amigos, conocidos y allegados. Mi hermano Pablo, por ejemplo, enseguida difundió en el colegio donde él es profesor y para el viernes habían juntado de todo. Lo mismo en el colegio de mis hijas. Vecinos, que no se como se enteraron, vinieron a ofrecer ayuda. Para el viernes teníamos el living de mi casa lleno de bolsas, ya clasificadas. Llamé a un flete, para llevar todo eso, pero el costo era oneroso (mil pesos). Así que decidí que lo llevábamos nosotros. Hablé con conocidos/as que al principio se sumaban, pero luego por una cosa o la otra, finalmente no quisieron venir a La Plata.

Así que el sábado desarmamos los asientos de los autos de mi mujer y mío y los cargamos. Noté que estoy ligeramente viejo, porque mi cintura quedó a la miseria. Llamamos un par de fletes pequeños, y los cargamos también. Nos fuimos a La Plata. El día allí estaba hermoso. Llegamos a la facultad de Humanidades, de la UNLP, donde nos recibió la secretaria académica. Estudiantes y profesores nos ayudaron a descargar. Inmediatamente cargaban un auto para llevar al hospital de niños o a cualquier sitio de la ciudad que permanecían invisibles, porque no estaban siendo de la atención de los medios de comunicación. Y allí bajamos todas las donaciones que amigos, padres de compañeros/as de mis hijas y conocidos hicieron.

Más o menos, así fueron las cosas. Ahora bien, hay muchas anécdotas sobre la condición humana que no quiero dejar pasar pero saturarían una entrada en el blog. La primera de todas estas es que había mucha gente con ganas de hacer cosas para ayudar a los demás y se comprometía. Vi estudiantes trabajando juntos, vi jóvenes de partidos políticos poniendo el cuerpo y las manos, o cebando un mate, como dice mi mujer. Gente en la catedral de La Plata, frente a la plaza Moreno. En diferentes clubes, parroquias y organizaciones barriales y sociales, etc. En los comités y unidades básicas.  En Tolosa, gente lavando el auto y esperando que se secara. Lavando los pisos de las casas, secando sus pertenencias. Fuimos a dar una mano a unos amigos y vimos por donde había estado la línea de agua. La gente de buen humor, trabajando.

Vimos mucha gente sin excusa haciendo cosas, con banderas o sin banderas. Con pertenencias o sin pertenencias, lo importante era que muchos dejaban la comodidad de un día sábado o domingo para estar ayudando a gente que no conocía. Solidaridad impersonal, sin temor al otro que no conocían. Creo que, independientemente de las críticas que se puedan hacer a unos u a otros, merecen ser destacados e imitados, tengan la camiseta que tengan. Después postearé anécdotas positivas y negativas, pero quería destacar que cuando veo la gente así me siento feliz.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Bilardistas y Menotistas

Hace unos años, ya; creo que por 1999 o incluso 2000, nos reuníamos con unos amigos a jugar al pool en un salón de billares de la ciudad de México, ubicado en la Avenida Universidad, en la colonia Oxtopulco, a unos 100 metros de avenida Miguel Angel de Quevedo, muy cerca de donde están las librerías Gandhi y el Fondo de Cultura. Los juegos nos reunían a una banda de gente, pero había un desafío constante: Salvador Santiuste Cué y Fernando Mayorga, por un lado, contra Carlos Moreira y quien escribe estas líneas. La historia se encargará de ponerle aderezo a la veracidad de mis palabras, pero los primeros se autodefinían como "menotistas" para jugar al pool, y nosotros como "bilardistas". En que consistían nuestras diferencias? En que cuando el juego estaba casi concluido, nuestra táctica predominaba por encima de la supuesta habilidad de los contrincantes. Me explico: teníamos como regla dejar la bola blanca entre la negra y el hoyo donde ellos tenían que embocar, de modo que les era imposible en un sólo tiro directo poder insertar la bola negra en la "buchaca". De ese modo, estaban obligados a hacer bandas o cosas complicadas para poder ganar (y muchas veces lo hacían, debo decir). Pero nos dejaban en posición de ventaja muchas veces, puesto que ellos se concentraban más en embocar que en la posición en que quedarían las bolas cuando nos tocara el turno a nosotros. De ahí que nos apodaron como "bilardistas" y ellos se autoapodaron, en honor a una idea ampliamente extendida de supuestos amantes del juego limpio y bonito, como "menotistas".

En mis clases de teoría de juegos suelo contar esta anécdota, con todas su posibles moralejas o enseñanzas asociadas, tales como "el que no arriesga no gana" (la enseñanza para un menotista) o "el que no arriesga no pierde" (la de un bilardista).

Voy al punto. Lo mismo sucede hoy con las lecturas que se hacen de los diarios, del papa, del kirchnerismo y de "la mar en coche" (para usar una expresión muy pero muy vieja). Hay un filtro de selección en las noticias por parte de quien lee e interpreta que es similar a lo que acabo de presentar. Ante el mismo hecho, con la misma narración, cada uno saca conclusiones diferentes dependiendo de donde se para y de las posibles consecuencias que tenga el resultado de su mirada sobre lo que desea del futuro. Es como sucede con los "me gusta" de muchos muros de Facebook.

lunes, 18 de marzo de 2013

La Agenda de Francisco

Todos le quieren hacer la agenda al nuevo Papa, pensaba mientras esta mañana muy temprano salí a correr. Eso siempre es así con las personalidades políticas, me dije en silencio. Cada persona pretende que quien tiene el poder político o hierocrático, en este caso, tome decisiones de acuerdo a sus preferencias. Luego cuando el que toma las decisiones tiene las suyas (como es obvio y bueno) vienen las críticas. Por eso, en estos días uno escucha o lee acerca de lo que tendría hacer Francisco o de lo que tiene que hacer. Pero luego de leer esas "agendas", se me ocurre que podríamos distinguir tres tipos de colectivos que pretenden o esperan diferentes cosas del Papa. A su vez, diría, esa agenda tiene tres aspectos o dimensiones. Voy por parte, ¿les parece? Hoy corrí temprano y pensaba en el asunto, a propósito de la reunión con la presidenta. Y más allá de los gestos diarios de micros cambios protocolares, percibo las siguientes tensiones:

1. El grupo principal, está integrado por la Iglesia como organización. Es decir, desde los curas para arriba, hasta llegar a los cardenales. Podríamos decir, es la agenda interna. Aquí hay muchas expectativas, que van desde lo organizacional hasta lo doctrinario (moral y social). Con muchos matices, la expectativa podría estar puesta en el modelo de Iglesia que Francisco alentará. Si, por un lado, mantendrá el proyecto Sacerdotal-Monárquico (como lo definen Dri, Boff y cía) o bien intentará inclinar la balanza más hacia el lado del proyecto Profético-Evangélico. Esto incluye diferentes aristas, de las cuales no estoy en condiciones de desarrollar (y menos en un blog), pero que van desde una estrategia apostólica hasta cuestiones vinculadas con la organización política interna del Vaticano y de la Iglesia toda (incluyendo el tema de curas pedófilos, escandalos en el vaticano, problemas financieros, y demás problemas concretos pero no vinculados estrictamente con la Fe, si no con la reputación). Esta discusión es muy interna y quizás muy colateralmente le pega a los laicos, que por lo general han desarrollado su fe bajo la égida del proyecto sacerdotal-monárquico (con impurezas o no). Algo de esta discusión se dio en el Concilio Vaticano II, en la Conferencia de Medellín, durante los pontificados de Juan XXIII y Paulo VI, y lentamente fue marcha atrás bajo los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. ¿Para donde va Francisco? Algunos esperan con ilusión que con mucha calma su agenda se incline hacia la de los dos primeros. Todavía no sabemos, más allá de algunos gestos y actitudes simbólicas que han planteado expectativas en estos primeros días. Pero podría ser tan sólo un Papa reformista en lo organizacional. En este grupo, también, hay una expectativa por algo más: un cambio o una reforma doctrinaria. Las expectativas son escasas al respecto, dicen algunos, sobre todo después de la muerte del Cardenal Carlo Maria Martini. Esa agenda incluye: la catequesis, el celibato, el lugar de las mujeres en la administración de los sacramentos, la comunión de los divorciados y vueltos a casar, etc. Estas demandas parten transversalmente a la Iglesia. De todas formas, podría coexistir muy bien una agenda reformista en lo organizacional con una conservadora en los doctrinario. Digamos, un Papa reformista y conservador.

2. El segundo grupo está integrado por los feligreses practicantes y los que no son practicantes pero se definen como creyentes y católicos. Los simpatizantes de la Iglesia, si me permiten al expresión. Los que a veces suelen reivindicarse con expresiones tales como "Iglesias somos todos", pero que no tienen injerencia, salvo algunos muy pocos, en la administración de las cosas. Este grupo (compartiendo con el otro grupo) espera una agenda que los vuelva a poner en mayoría, que detenga la fuga de fieles que experimenta, desde hace dos décadas o más, la iglesia católica. Aquí también hay tensiones. Están los católicos ortodoxos, que están cómodos con una religión conservadora en lo moral (sobre todo en lo sexual) pero que quieren volver a hegemonizar la moral social. No quieren grandes cambios en los principios ideológicos que hasta ahora dominan en la Iglesia (basada en la impronta de Juan Pablo II y Benedicto XVI) pero la quieren mayoritaria. Frente a estos, pondría a los católicos progresistas, aquellos que tienen la expectativa puesta en una reforma doctrinaria profunda, que me animaría a decir sintetizaba intachablemente en lo teológico y en lo intelectual el Cardenal Carlo Maria Martini (Hago aquí un paréntesis, porque a éste yo lo admiraba).

3. El tercer grupo son los de afuera, los no creyentes. Es curioso, pero estos también esperan acciones, aunque la agenda que esperan no es, obviamente, la del Obispo de Roma. Demandan una agenda de reformas que, a mi modo de ver, vaya al meollo de la moral católica, de la política expansiva de la Iglesia, y que en definitiva merme el poder de la misma. Algo, obviamente, imposible que sea ejecutado desde adentro. No obstante, es curioso que tengan opiniones sobre el asunto. Muchos comparten (compartimos) con los progresistas del primer y del segundo grupo, una gran parte de los temas de la agenda, pero no la pretensión de validez universal de la creencia. Un tema, por ejemplo, que expresaría esta tensión podría ser el debate creacionismo vs. evolución, que por cierto tiene posibilidades de síntesis.

El tema es para largo, pero vaya mi pequeña contribución a estos días en los cuales parece que hemos descubierto que existe el Colegio de Cardenales, que hay debates en la Iglesia, y que no todos los curas son iguales.

Yo sigo corriendo... y pensando si encontraría financiamiento para una investigación sobre como votan los cardenales.