viernes, 11 de octubre de 2013

Animal de costumbre



Ya hace más de un mes que cambié mi "pista" de running. Me acostumbré nuevamente. Correr al lado del río es ahora mi nuevo status quo. Hoy, por ejemplo, me había propuesto regresar al hipódromo. Como anoche mi hijo se había quedado a dormir, hoy tenía que llevarlo con su mamá para que vaya al jardín. Así que regresé al hipódromo. Pero al bajarme del auto, sentía ganas de irme al río a correr. Así que no me quedé en "mi hipódromo" y me regresé al río.

También hoy batí un nuevo record personal con mis nuevas Five Fingers Vibram. Corrí 9.26 km a un ritmo de 5.17. Unos 47 minutos arriba de esa especie de guantes para los piés. Las Five Fingers permiten que corras como si estuvieras descalzo. Eso implica que tu apoyo se modifica severamente. Con las zapatillas comunes uno apoya el peso en el talón, sobre todo por el tipo de suela cada vez más acolchonada en los talones. Con las Five Fingers no se puede hacer eso, ya que el peso en el talón no sólo te destruye la cintura y la espalda sino que el dolor que te provoca hace que sea imposible correr. De modo que tienes que apoyarte obligadamente en la parte del cuerpo que está diseñada para sostenerte: la planta delantera del pié y los dedos. De este modo corres como la naturaleza te diseñó. Al principio cuesta y con el tiempo sentís nuevos dolores. Lentamente el pié se va acostumbrando y finalmente corres suavemente y a mayor velocidad. Claro, hay que pasar la prueba de ablande, la prueba del cambio, la dolorosa experiencia de acostumbrarse a otra cosa. Pero una vez superado ese umbral, experimentas nuevas, felices y agradables sensaciones. Quizás seamos animales de costumbre ¿no?

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