Estos días que llovía y estaba feo, y además tengo mucho trabajo atrasado, me retrasé un poco en mis rutinas de entrenamiento. Corrí menos! Pero corrí. Mientras corría pensaba en Kadafi. Se preguntarán que tiene que ver Kadafi con el hecho de correr. Una posible interpretación es obvia, la otra respuesta posible es que no tiene nada que ver. Pero cuando uno corre --al menos me pasa a mi-- no puedo escoger en que pensar. Más bien sucede que alguna parte de mi cerebro escoge por mi. Como los sueños, que uno no puede programar.
Pensaba en Kadafi, en que fue él, un joven coronel, quien construyó el estado Libio. Quien se convirtió durante mucho tiempo en un referente para muchos lideres políticos. Era el símbolo de ese estado en medio del desierto, que en cierta forma era "su criatura". Pero, lamentablemente, no se corrió a tiempo. No supo formar a las futuras generaciones de líderes que condujeran la obra que él había creado, o que al menos el creía haber creado. Hartó con su despotismo y nepotismo. Y, al final, un día tuvo que salir corriendo. Fue triste su final, pero también fue aún más triste la suerte que corrieron todos los que padecieron su arbitrariedad. No obstante, incluso habiendo sido tan déspota, de haberse corrido a tiempo hubiese sido un héroe para la historia, el padre de la patria. Pero no pudo, no quiso, o lisa y llanamente hasta el final sintió que Libia era suya, que le pertenecía, que era su propiedad. Su final no pudo ser de otro modo: fue echado como un cruel tirano, como un anciano déspota, excéntrico y enloquecido. Imagino en sus últimos días recordándole a todos que "él había fundado el estado libio de la nada", que cómo se atreverían a cuestionar su "dominio", que él era Libia.
Sigo corriendo... estoy por completar el kilómetro 5. Voy a parar para ir a terminar esa presentación de la semana que viene. Pero no puedo dejar de pensar en eso.
Muy buena reflexión. Nunca lo había pensado de esa manera. La figura de Kaddafy como constructor de un Estado en medio del desierto.
ResponderEliminarMuy bueno