jueves, 14 de abril de 2016

Sobre el dinero de los cumpleaños de los hijos en edad escolar

Una de las cosas que a lo largo de estos años me ha llamado la atención ha sido la cadena del dinero de los cumpleaños de los hijos en edad escolar. Para quien no sepa de que hablo, vaya una breve descripción. En la mayoría, sino en todos, los colegios ha venido desarrollándose una práctica habitual que ha reemplazado el regalo de cumpleaños individual, que cada compañero le hacía al compañero "cumpleañero", por un mecanismo supuestamente más eficiente de asignación del uso del dinero [1].  Este mecanismo consiste en reemplazar pequeños regalos a lo largo del año por un monto de dinero estimado alrrededor del valor de más o menos esos pequeños regalos. Esto significa que en lugar de regalarle, pongamos, 20 autitos de colección (uno para cada compañerito) se le da a la familia del hagazajado el total del valor de esos 20 autitos (o un monto aproximado), de modo tal que la familia disponga de una suma relevante para decidir gastarla como mas le gusta y convenga. Para ello, en lugar de juntar el dinero cada vez entre todos, con los riesgos de "free-riders" que eso implicaría, se arma una lista con las fechas de cumpleaños de los niños cuyos padres aceptan entrar en el sistema y se le asigna a cada uno una familia que es la encargada de darle el dinero. De este modo, mi hijo Pedrito recibe, pongamos, 100 de los Sanchez, y los Sanchez reciben 100 de los Lopez, así hasta que a mi me toca darle 100 a los Rodriguez y a final de año estamos todos cubiertos.

El sistema funciona bastante bien. Desde luego, siempre están los que intentan beneficiarse de la acción colectiva que importa este mecanismo de cooperación, pero son los menos. Como en todo juego repetido, el saber que seguirás interactuando inhibe a la conducta no-cooperativa. Algunos, por ejemplo, excusándose que el chico al cual se le ha asignado, cumple en vacaciones, retardan la entrega del dinero hasta el inicio de clases (en el mejor de los casos). En fin, hay de todo. Anécdotas sobran acerca de los free-riders que explotan la cooperación. O los problemas que implica la inflación y la desactualización de los montos asignados, ya que recibir 100 en enero no rinde igual que recibirlos en diciembre. El mecanismo, obviamente, no se activa por automático. Para que esto funcione, desde luego, alguien se hace cargo de poner la maquinaria en funcionamiento, y como la precisa teoría de Mancur Olson lo preveé, estos "lideres" obtienen de ello algún beneficio, ya sea entretenerse, hacer algo u obtener una cuota de protagonismo escolar, que es un pago justo por tan merecida labor. También hay excesos, por cierto (y eso sorprende a veces), cuando obtienen una pequeña diferencia de dinero favorable. Pero cualquiera sea el caso, en general el mecanismo funciona en un 99%, casi a la perfección.

Ahora bien, y este es el pensamiento que me persigue desde hace un tiempo. Si bien el mecanismo, hay que decirlo, cumple con asignar más eficientemente el dinero, hay un paso más en dirección a aumentar la eficiencia que no estaríamos considerando. Al considerar el circuito del dinero uno cae en la cuenta que "regala" 100 y "recibe" 100, lo que da por resultado el equivalente neto de cero. Desde el punto de vista de la utilidad, es exactamente lo mismo a no dar ni un céntimo ni recibir ni un céntimo. De modo que, ya que estamos en la búsqueda del uso eficiente del dinero, lo mejor sería o bien hacer una reunión con todos los padres donde uno saque 100 pesos y vaya pasando de mano en mano hasta que el billete llegue al punto de origen, y nos vamos a casa todos habiendo cumplido con los regalos de cumpleaños; o bien, suspendemos la cadena y estamos a mano igual. ¿Estoy equivocado?

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[1] Nota al pié: no se si es generalizable a TODOS los colegios de todo el territorio nacional. Muy probablemente no. La población de referencia son los colegios privados de la zona norte de Buenos Aires]